Parte 160

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Laura se fue un día de esa semana a Menorca porque tenía una entrevista y de paso fue a ver a Dimas, que había sido padre. El resto de días estuvimos juntos. Volvía a hablar con su padre pero no con Ángela que nos había apodado Satanás y Lucifer según Salva, él era el diablo. A nosotros esos apodos nos hicieron más gracia que ninguna otra cosa y nos lo tomamos con muy buen humor. Actuamos en Cataluña y un pueblo de Zaragoza en acústico. Álvaro estaba reluciente. Con la noticia del embarazo de Maika y el buen recibimiento de Adrián, no había nada que lo detuviese.

-Satán, Lucifer, venid aquí – sí, el tercero del grupo se tomó a la ligera los apodos y nos llamó así durante el finde.

Laura comenzó la semana con buen pie. Trabajando duro, quedando con mi madre y con sus amigas.

El miércoles no podía ser menos. Pero ese día no era un día cualquiera. Un servidor cumplía 35 tacos.

26 de febrero. Anhelaba desde hacía tiempo este día. Lo ansiaba desde antes de estar con él. Recuerdo anteriores cumpleaños, trabajando, donde ni tan siquiera se inmutaba de que cumplía años. Parecía yo, que tampoco soy mucho de celebrar mi aniversario. Uno de los cumples que más recuerdo de antes de estar juntos es el de 2011. Era sábado y teníamos concierto. El público, sin yo decir nada, le cantó 'Cumpleaños feliz'. Os juro que me quedé muerta.

-¿Qué has hecho? – le pregunté sorprendida al terminar.

-¿Y tú? – estaba flipando.

-¿Yo? Eres tú quien las tiene a todas locas.

Reímos de ese comentario y me llevé un abrazo de regalo. Un signo de que esos brazos debían estar más a menudo alrededor de mi cuerpo. Volvamos a 2014, que allí es donde nos habíamos quedado.

Madrid se despertaba a una temperatura de unos cinco grados. Las sábanas y el edredón no se me habían despegado del cuerpo igual que él. Tenía algo de frío en las piernas. No sé por qué pero desde que habíamos comenzado a salir, que había abandonado el pijama bastante. Dormía en ropa interior y una camiseta. A veces suya, a veces mía. Ese día, mía, de tirantes. Como Javi sabe transmitir calor, me olvido de la ropa. Miré la hora. Las siete y cuatro minutos. Pensé en volver a dormirme pero, ¿Por qué? Quería estar despierta cuando él se despertara. Como no tenía sueño, me quedé mirando el techo en la oscuridad, pensando y debatiendo interiormente.

"Si seis meses dan para tanto. ¿Cómo estaremos dentro de un año? David... ¿Dios, por qué regresas en estos momentos? No, no, vete, vete, no te quiero. Tú no me hacías tan feliz como él. Me fuiste infiel. Vale, Javi también lo podría ser pero no tiene pinta. Tú David me hiciste daño, mucho daño y me ha costado años que te fueras de mi vida. Ahora que estás fuera, ahí te tienes que quedar. Con tus dramas y tus comedias, como yo tengo los míos. Javi te supera, te supera con creces. Lo miro y buf... el corazón se me acelera y palpita más deprisa. Me ha rescatado. Lo sabe, me ha salvado del desamor. Me ha tendido las manos y me ha llevado de vuelta a la superficie para colorear un cuadro sin final de todos los colores. Hay pinceladas blancas, puras, otras de rosas, representando el amor, pasando por el rojo y la pasión, la paleta es amplia. Entremedio podemos ver algún toque negro y oscuro: esas discusiones que le ponen a mil... Mirándolo bien, a mí tampoco me dejan con ganas de hacer ganchillo, por decir algo. Marta, Carol y Maika saben que en la intimidad: o me sorprenden o de patitas a la calle. No necesito que la cama se enfríe, si quisiera esa sensación, ya pondría cubitos. Mierda... se ha despertado. Uf... no, sólo se ha girado. Madre mía, que inquieto está. Si es que el día que tengamos un crío, si ese día llega, ya digo yo que será un torbellino con la energía y la positividad de su padre pero también podría heredar de él, la calma y la paciencia porque para aguantarme seis meses y no cansarse ni mandarme a Cuenca, se tiene que tener muchísima. Vale, tal vez con Carlos o Alan me comporté peor pero soy dura de pelar y a Javi parece no importarle. ¿Qué nos deparará el futuro? Él cumple 35 hoy, yo 34 en cinco meses. ¿Cuánto durará esta bonita historia? ¿Será como la de mis abuelos, que se truncó por la muerte de mi abuelo? ¿O cómo la de sus padres, que el divorcio fue la solución más fácil?"

En mi vida me había roto tanto la mente pensando a tales horas de la mañana. Sin ingesta de azúcar en mi cuerpo, estar tan pensativa, es inusual. El reloj ya marcaba las siete y veinte. Me levanté sigilosamente y subí la persiana. Estaba amaneciendo. Javi no se suele despertar con luz natural, a no ser que yo lo provoque haciendo ruido (que hago mucho a veces). No era esa mi intención. Fui al salón de puntillas y también abrí las ventanas. Preparé el desayuno y regresé a la cama. El despertador estaba programado para las ocho y cuarto. Todavía quedaba media hora. Aprecié movimiento por el lado de Javi. Por fin se despertaba. Se volvió hacia mí y me sonrió mientras abría los ojos. Enloquezco con esos detallitos. Le acaricié la cara y acerqué la mía a la suya. Le rocé los labios con ternura para besarlo con más fervor. Se desperezó de golpe. Una mano fue a parar a mi espalda para bajar rápidamente. Sin fuerza, consiguió que me colocara encima de él. Las sábanas nos taparon hasta la cabeza. La mano seguía ahí, esperando a iniciar el despertar. No necesitó permiso porque yo también ataqué su cuerpo. Las camisetas desaparecieron y las pocas prendas que nos cubrían, no tardaron en coger el mismo rumbo. Así era como Javi quería celebrar su cumpleaños. Me lo manifestó mientras nos duchábamos. Que en su vida había tenido mejor aniversario. Nos esperaba un día de trabajo duro por delante. Dos radios, ensayo nuestro programado y actuación íntima en una sala de Madrid.

Desayunamos en casa. Si no me besó veinte veces, no me besó ninguna. Un regalito, comida y a comenzar la jornada. Disfrutamos mucho de ese día. Entre mimos y risas, hicimos más llevadero el curro. La actuación a última hora de la tarde fue lo que más me gustó en el plano profesional. Yo, como años anteriores y por petición de mi chico, no mencioné que era su cumpleaños pero las fans fueron muy listas y sabían que era cumplía años. Javi en ese aspecto tampoco fue muy coherente ya que un par de horas después colgó una foto de nuestras manos entrelazadas mientras cenábamos donde escribió 'Cenita de cumpleaños en la mejor compañía...'. La gente no es estúpida con ese titular porque el hashtag de #35años denotó que algo había ahí. Fue una cena informal pero romántica en el primer restaurante al que me llevó. Hubo una diferencia, no nos enrollamos en el descampado. Las temperaturas no nos dieron ese lujo. De camino a casa, condujo él. Me daba una pereza tremenda conducir e ir de copiloto me encanta. Aproveché para hacer mi particular felicitación vía redes sociales a mi novio, desconocido por la prensa todavía. 'Por todos los cumpleaños que nos esperan juntos. Gracias por estar ahí en todo momento. Felicidades cariño!'. Lo acompañé con una foto parecida a la que él había colgado durante la cena. Al llegar a casa, terminamos el día tal y como lo habíamos comenzado. Entre sexo, amor y risas.

Un cumpleaños especial, dulce, con trabajo pero con ella. Ella era la razón por la que quería celebrar un poco más que otros años mi aniversario. Laura hacía que todo lo que tocara cogiera un encanto elegante, maduro y aniñado a la vez. En seis meses había hecho de mí una persona más ordenada y responsable pero que no perdía las ganas ni la ilusión de seguir creciendo. Todos somos un poco niños dicen y Laura, su jovialidad y su espíritu más rebelde e infantil, lo contagia y yo le contagio el mío. Aunque tuvimos trabajo, poder cenar tranquilamente y terminar un día de lo más completo con un polvazo, era lo que más quería. La alegría estaba ahí pero las alegrías siempre van acompañadas de tristeza...

Tu amor, a un acorde de guitarraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora