Estuvimos en silencio unos minutos. Respirando el aroma a sal y la brisa marina. Cuando comenzó a anochecer, regresamos al hotel. Nos duchamos y nos arreglamos para la cena. Con unos pantalones ajustados negros, un jersey blanco de punto y una bufanda negra, Laura iba ideal. Yo fui con tejanos, camisa blanca y un jersey oscuro encima. Lau me colocó correctamente el cuello de la camisa. Siempre fijándose en esos detalles. Se alisó el pelo y se calzó unos tacones. Yo no varié de calzado, y las deportivas para dar el toque informal al look fue lo que me puse. Salva nos trajo a Raúl media hora antes de la cena.
-Tenéis la cama mal hecha – nos dijo el niño.
Laura lo miró incrédula y a mí se me escapó la risa.
-Estábamos durmiendo – contestó ella.
Raúl no se acabó de fiar pero no habló más. Se sentó y Laura le dejó el móvil para que jugara. Lau y yo nos recostamos también en la cama, al otro lado, mirando la tele. Con discreción, la fui chinchando. Intentó no reír. Le apreté la rodilla.
-Ay – se quejó dándome un golpe en la mano.
Raúl giró la vista hacia nosotros.
-¿Qué os pasa?
-Nada, nada – respondí yo.
Laura se levantó y se miró al espejo del baño, observando que todo estuviera en orden. En vez de ir al restaurante del hotel, que estaba en la planta baja, fuimos hacia la planta más elevada, que era donde vivía Darío, en un apartamento suficientemente grande como para caber todos. Salva fue el último en llegar.
-Que novedad que sea el último – me dijo Laura entre dientes.
En esa cena me sentí como pez en el agua. Con quienes más hablé fueron Edith y Darío. Lau estaba charlando con su tía casi todo el rato. Estábamos sentados el uno enfrente del otro. Había momentos en los que reía y momentos en los que estaba más seria. Sinceramente, no escuché de qué hablaban. Preferí charlar con su primo y su abuela que adivinar las conversaciones de mujeres.
*
Me pasé la cena de Nochebuena poniéndome al día con mi tía. Javi estaba distraído con mi primo, mi abuela y de vez en cuando se les unía mi sobrino, así que no me preocupé por si se sentía 'excluido'. Lo vi muy cómodo y eso me reconfortó.
-¿Pero la harpía se puso en contacto contigo? – insistió mi tía mientras hablábamos de ese tema.
-Sí. Estábamos en Galicia, de promo y se presentó. Al cabo de una semana me mandó un tuit diciéndome que ha pillado a David con otra y a principios de noviembre ya había las fotos que confirmaban que David estaba con dos a la vez.
-Ten el consuelo de que no has sido la única en sufrir.
-Ya no me importa. ¿No ves lo que tengo ahora? – con la mirada le señalé a Javi – Le da mil vueltas.
-¿Te hace feliz?
Parecía que se hubiese puesto de acuerdo con mi abuela para hacerme esta pregunta.
-¿Tú qué crees? – le contesté sonriendo.
-Se te ve radiante. Bueno, a los dos. Las veces que lo he visto, sinceramente, me ha parecido mucho mejor tipo que alguno de los David, Carlos o Álex. Va de humilde, que los otros iban con los humos un poco subidos.
-Ya...
-¿Y niños o boda?
-Ay tía, que llevamos cuatro meses. Y boda... ambos somos anti-bodas.
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Tu amor, a un acorde de guitarra
RomantikNos conocimos en 2007, un día común de julio... Mi nombre es Javi Álvarez. En 2007 me dieron el mejor trabajo del mundo, ser guitarrista de una cantante conocida mundialmente: Laura Montes. Me enamoré de ella perdidamente pero parecía que solo era...