Parte 35

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Javi

Pasé el domingo (día 22) con Charo. Como una auténtica pareja de novios. Día de mimos y arrumacos en la cama y en el Retiro. Una pequeña (muy pequeña) parte de mí estaba enamorado de ella. El resto, de Laura. Charo no era como Yaiza. Con Yaiza, lo que hicimos era imposible hacerlo. Hubiésemos acabado a ostias pero con Charo sí. Se hacía querer y aunque ella no notaba que mi alma amaba a otra mujer, se estaba a gusto a su lado y era pasable.

-Preséntame a tus padres – me pidió almorzando – Eres muy reservado. No me llevas a tu piso, no me hablas de tus padres...

-Tú tampoco de los tuyos.

-Porque no tengo relación con ellos. A ti se te ve que eres el niño de mimado de mamá – negué con la cabeza - ¿Algún hermano te ha arrebatado el puesto?

-Sí, uno de invisible. A mi padre no lo conocerás porque no está en España. A mi madre ya te la presentaré.

-¿Ha conocido a todas tus novias? – se estaba poniendo pesada y mi mente reaccionaba en decir alguna burrada.

-A todas, todas... no.

-¿Conoce a Laura?

-¿Por qué siempre la tienes que sacar?

-Ay no sé. Algo me dice que sí fuisteis más que amigos y que acabasteis de puta madre.

Nos levantamos de la mesa y salimos del restaurante. Me pensé metódicamente mi respuesta. Esa mujer era demasiado cabezota. No sé porque pero en ese aspecto me recordaba a mi adorada Laurita.

-A ver, te lo vuelvo a repetir por última vez y que te quede claro ya. Laura y yo sólo somos amigos. Nunca nos hemos acostado y los rumores que saltaron hace un par de años eran falsos – hablé lentamente y casi silábicamente.

-Pero habéis compartido habitación – me reprochó.

-¿Y? La crisis es la crisis. No hay más secreto. Total para dormir y despertarse el día siguiente me podrían poner a cualquiera.

Charo no estaba convencida pero no se lo volvería a decir. La cantaleta de si Laura y yo nos habíamos acostado ya era cansina. 'Qué más quisiera yo' hubiese dicho cuando me lo preguntaba pero no lo hacía. Por respeto y por no estropear lo que teníamos.

*****

El lunes fue un día extraño. Trabajo en el estudio: producción, grabación de percusiones y un café con Charo. Le dije que no podía quedarme con ella aquella noche. Sinceramente, no me apetecía. Que me sacara a Laura en la charla del día anterior, me había mosqueado. Mosqueada también estaba ella cuando le dije que me quedaba en Alcorcón.

Llegué a mi piso sobre el anochecer. Por si no lo sabéis compartía piso con un compañero de instituto: Sergio. Pero él estaba viviendo en Londres hasta ese día. Me lo encontré en casa. Después de un gran abrazo me contó todas las novedades entre pizza y cerveza. Dios, echaba de menos estar así. En seis años no habíamos hablado demasiado. Nuestros trabajos nos lo impedían.

-¿Y de chicas cómo vamos? – me preguntó - ¿Casado, soltero, ligue cada noche, papá? Bueno esto último no creo.

-Tengo pareja o algo parecido. He tenido varias chicas y ahora llevo dos meses con la actual. ¿Tú?

-Nada. He estado con tres, unas rancias y amargadas todas. Como la mujer española, ninguna.

-Yo he estado con una ucraniana, una venezolana y dos españolas. Una de Canarias y la actual es gaditana.

-Me la tienes que presentar. ¿Vendrá? – negué con la cabeza.

-¿Por qué has vuelto?

-Porque mi hermano se casa en abril o mayo y se me acabó el contrato en Londres la semana pasada. Además ya no pinto nada ahí.

Tu amor, a un acorde de guitarraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora