Dormíamos en la misma cama. Fue la primera en tumbarse. Estaba bastante callada. No se metió debajo de las sábanas. Se las apartó hasta que sólo le tapaban los pies. Su espalda fue mi campo de visión. Sus pantaloncitos de pijama, fucsias, y la parte de arriba de tirantes en gris, se le pegaban al cuerpo de una forma muy sensual. Yo me puse una camiseta y unos shorts de deporte. Lo del pijama lo llevo bastante crudo. Sólo me lo ponía porque Laura y yo no éramos pareja. Si lo hubiésemos sido, yo hubiese dormido en calzoncillos. En pleno agosto, en Denia, con un calor abrasante, ni una gota de aire que entraba por la ventana que dejamos abierta, el pijama era lo que menos me apetecía. Me tumbé a su lado y para llamar mi atención, le apreté débilmente el hombro, como en anteriores ocasiones.
-¿Estás bien? – le pregunté cuando se giró.
-Sí, sí – contestó.
-¿Estás molesta por algo?
-No – respondió con más amargura.
Pensé en que día de mes estábamos. Día tres. Debía tener la regla. Desde que comenzamos a compartir habitación que sabía más o menos cuando estaba 'en esos días'.
-No ha sido muy buena idea jugar a eso – dijo apoyando su cabeza en su mano y el codo en la almohada – Que hasta Maika me la ha colado. Y a ti te he visto súper lanzado...
-Según Mateo, somos el alma de la fiesta – le ofrecí una sonrisa.
Laura sonrió sarcástica. No me tomaba en serio.
-No es coña. Me lo ha dicho. Y que si regalas besos a todo el mundo – necesitaba que sonriera de verdad.
-Sólo a los que a mí me apetece – me guiñó el ojo – Te ha gustao – afirmó con humor.
-Pos sí. Para que negarlo. Besarte y que me hayas besado.
Laura suspiró. Estaba agotada. Si la hubiese visto en mejores condiciones físicas, le habría preguntado lo que llevaba en mente toda la noche. ¿De quién estaba enamorada? Y hubiera añadido. ¿Quería acostarse conmigo seriamente o era como cuando le preguntaba a qué miembro de la banda de otros cantantes se tiraría y decía el primero que le parecía un poco mono? No lo hizo. Se tumbó bien, cara a mí. Susurró un 'buenas noches'. Yo apagué la luz desde mi bando. Le acaricié el pelo tiernamente. Lo notó porque me apretó la mano cariñosamente. Cuanto la deseaba.
*****
Hacia las dos de la madrugada me desperté bañado en sudor. Aprecié movimiento por el lado de Laura y un mechón de pelo que me tocaba el rostro. Estaba boca arriba. Un cálido y familiar olor a vainilla se acercó a mi boca. Era Laura. No quise moverme. La oí murmurar unas palabras: 'te quiero y ojalá te despertaras'. ¿Estaba soñando? ¿Me quería besar? Sí, y así lo hizo. Sus dulces labios depositaron un tímido beso sobre los inmóviles míos. Segundos después, se separó. Cuando me aseguré que volvía a estar completamente dormida, me levanté hacia el baño. Me mojé la cara con agua fría. No había sido un sueño. Laura Montes me había besado de improviso. Me quité la camiseta y me volví a tumbar. Noté su presencia muy cerca de mí. Me giré cara a ella y le acaricié una mejilla y los labios. No la besé por miedo pero si se hubiese despertado, hubiese acercado mi boca a la suya. Lo deseaba.
Sí, había sido yo quien había besado a Javi de esa manera. Me había reprimido durante demasiado tiempo y aunque su comportamiento en el juego no me había emocionado, la pasión había sustituido a la razón y el corazón me había dicho que lo hiciera sin escuchar a la cabeza. ¿Se habría dado cuenta? ¿Estaba dormido?
*****
Nos despertamos temprano y fuimos a correr por el paseo. Andy se unió a nosotros pero se quedó atrás. No aguantó el ritmo de Laura. Yo ya me había acostumbrado. Se sentó en un banco y cuando dimos media vuelta se añadió de nuevo. En el ascensor, respirábamos con dificultad. Quise ir como Lau y eso implicaba el doble de esfuerzo.
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Tu amor, a un acorde de guitarra
RomanceNos conocimos en 2007, un día común de julio... Mi nombre es Javi Álvarez. En 2007 me dieron el mejor trabajo del mundo, ser guitarrista de una cantante conocida mundialmente: Laura Montes. Me enamoré de ella perdidamente pero parecía que solo era...