Parte 121

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Viernes. Me desvelé al son de la alarma. Laura continuaba durmiendo. Las sábanas la tapaban hasta la barbilla. Le di un beso en la mejilla y me levanté. Fui a la habitación de Raúl a despertarlo. No me resultó muy complicado.

-¿Y la tita? – preguntó.

-Todavía duerme. No hagas mucho ruido.

Preparé el desayuno. Laura apareció en la cocina mientras Raúl y yo comíamos. Removió el pelo a su sobrino y me dio un pico sentándose a mi lado.

-¿Estás mejor? – le pregunté. Asintió bostezando.

Nos vestimos y llevamos a Raúl al colegio. Su tutor lo saludó chocándole los cinco y con un educado 'buenos días' a Laura que supo contestar sin babear. Nos quedamos en el patio con los otros padres. Se fue a dar toques al balón enseguida. Charo pasó por delante de nosotros sin saludar. Nos fulminó pero no abrió la boca. Fuimos a la discográfica. Nos teníamos que encontrar con toda la banda para ir a Granollers, donde actuábamos en el teatro. Escalonadamente entramos en la cocina. Uno desayunaba, otro miraba el periódico y se quejaba de las desgracias del mundo, otro enviaba WhatsApps por el móvil a alguien importante, Laura hablaba con Dani sobre posibles candidatas... un cuadro que se completó con la entrada triunfal de Álvaro cantando un villancico al que se unieron Mario, Mateo y Jesús.

-Tengo una propuesta – dijo - ¿Por qué no hacemos el amigo invisible entre nosotros?

Hacía seis años que no lo hacíamos. Él ese año no estaba. Era mi primer año y me tocó hacérselo a Laura. Le compré colonia porque pregunté que se regalaban habitualmente y dijeron que para una chica, perfume ya estaba bien. Salva, Jimena y Maika también participaron. Escribimos nuestros nombres en un papel y lo colocamos en un tupper para mezclarlos. Laura y yo cogimos a la vez. Abrí el mío sin que me viera. La primera letra que vi fue una ele. Ya íbamos mal. Desdoblé por completo el papelito y no me equivoqué. Me tocaba hacerle el regalo a mi chica. Cuando vio el suyo no hizo ninguna mueca de desagrado. Señal que era alguien de los más cercanos. De camino a la furgo, le pregunté quien le tocó.

-Jimena – me lo dijo con mucha tranquilidad - ¿A ti?

-Álvaro – fui rápido en mentir y no preguntó más.

Salva, Jimena y Maika no vinieron a Granollers. Laura y yo íbamos sentados detrás de todo, de lado. Las miradas del equipo fueron constantes.

-Dais envidia – dijo Dani - ¿Soy el único soltero?

-No, yo también lo estoy – contestó Jesús - ¿Andy?

-¿Qué? – saltó el aludido apartando la vista del teléfono. Iba de copiloto.

-Este tiene novia – me susurró Laura.

-¿Estás soltero?

-No, ya no.

Álvaro, Mario y Dani lo apedrearon a preguntas sobre quien era la afortunada. No le sacaron mucha información. Sólo la nacionalidad: española.

-¿De Canarias? – dijo Jesús.

-No, no. Es de Leganés. Y aquí me callo.

Laura tenía la cabeza apoyada en mi hombro. La conversación derivó hacia la cultura general y las preguntas que había contestado Lau el día anterior.

-Anda que no saberte la capital de Canadá – se mofó Álvaro.

-¿Acaso te la sabes tú, listillo? – contestó Laura tirándole un cojín a la cabeza.

-Sí, es Vancouver.

-Sí, y yo nací ahí – Álvaro se colocó el cojín detrás de la nuca – Devuélveme el cojín – protestó.

Tu amor, a un acorde de guitarraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora