Parte 190

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-Pase lo que pase mañana o el día que sea, tú no vas a comerte el coco. Serás hermana mayor y como su nombre indica, serás la mayor y la madura. No quiero ver cómo te deprimes por su culpa. Dolors tiene que ser un fantasma del pasado que no debe volver y si vuelve, ignóralo. Si arremete contra ti, luego sí que habrá que tomar medidas pero de momento prométeme que estarás tranquila y que no harás sufrir a Shaila ni a ti misma.

Núria asintió segura y suspiró. Le devolví el móvil. Se lo quedó en la mano.

-¿Y lo de ser hermana mayor, qué, cómo lo llevas? – preguntó mi chica.

-Bien. Al enterarme lloré de alegría, os lo juro. Mi padre no, mi padre se quedó flipando pero lo ha asimilado.

-¿Sigues sin contarle nada? – asintió.

-El otro día, no os riais, tenía que ir a Girona al dentista porque no sé si os habéis fijado pero me han puesto aparatos – Laura la hizo sonreír para fijarse. Llevaba bráckets en los dientes superiores – y Shaila estaba con mi tía, así que mi padre tenía que acompañarme. Cuando vi lo guarro que estaba el coche, me negué a subir – nos reímos – Y me empieza a decir que suba y yo tozuda, que no, que no. Cogí, bajé a pie hasta casa de mi tía y le hice ir con el coche de Shaila.

-Qué carácter... - murmuré.

-Mucho, la verdad es que sí.

-¿Lo lavó? – asintió con la cabeza.

Observamos el panorama. Gente esparcida por todos lados, bailando, charlando, pasando el rato, ambiente de Fiesta Mayor. Me fijé donde estaba Dolors, sola, en un lateral. Con un codazo y aprovechando que Núria estaba distraída, avisé a Laura.

-Está loca – me dijo al oído.

Apoyó la cabeza en mi hombro y la abracé. La rubia seguía ausente, mirando al frente.

-Despierta – la empujé con el brazo que pasaba por el cuello de Lau.

Shaila vino a nuestro encuentro para llevarse a Núria. Joan no dormía con ellas. Cuando se marcharon, nosotros no tardamos en hacer lo mismo. Atravesamos medio paseo para ir a buscar el coche. Fuimos lentamente, abrazados y sin ser interrumpidos por nadie. A Laura le gusta ir a Sant Feliu porque se siente anónima y aunque le pidan autógrafos, sabe que ahí no la acecharan tanto como en la ciudad. Parecía que el calentón nos hubiese disminuido un poco pero no, mentira, seguíamos igual. Dormíamos en el hotel donde Joan y Shaila se casaban el día siguiente. La putada fue que teníamos dos camas individuales. Ningún problema, acabamos haciéndolo en el baño porque Laura se estaba desmaquillando y yo fui en su busca. A falta de ir a la habitación, ahí nos quedamos. Pasión, deseo y delirio, esos tres ingredientes estuvieron presentes en esa bochornosa noche de agosto. Laura me arañó sin querer (no era la primera vez). Estaba de lo más entregada y es que ver a Dolors, la cabreó. Y ya se sabe, Laura cabreada, Laura pasional.

*

La boda era a las doce del mediodía. Por suerte las altas temperaturas habían menguado un poco y el cielo estaba más nublado. No había previsión de lluvia. De buena mañana quisimos ir a correr pero al final dimos un paseo por el camino de ronda con los primeros rayos de luz del día. Regresamos al hotel, nos duchamos y bajamos a desayunar. Después nos dedicamos a prepararnos para el acontecimiento. Laura llevó un vestido de dos piezas. La parte de arriba, gris perla, de manga corta, con lentejuelas en el tórax. La parte inferior era una falda azul turquesa, clarita, plisada. Iba con sandalias de tacón plateadas. Se dejó el pelo al natural y en un lateral se hizo dos trenzas de raíz finitas. Estaba bellísima. Me colocó la corbata. Me iba a asar y lo sabía. Se hizo un selfie enfrente del espejo. "De boda..." escribió en las redes.

Tu amor, a un acorde de guitarraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora