Núria
Pasé el domingo entre Laura, mis tíos y mi abuela. Por la mañana estuve en la playa con la primera. Almorcé con mi abuela y pasé la tarde con mis tíos en Playa de Aro. Le propusieron a Lau de venir pero se negó por cansancio. No sé qué agotamiento sufría porque no había hecho nada. El jueves era su cumpleaños y mi tía me dijo que le comprara un detallito aprovechando que las tiendas estaban abiertas. Me dieron algunas ideas y me acabé decantando por una camiseta muy mona. Mis tíos también le habían cogido cariño a Laura. Todos los vecinos se comportaban con tranquilidad con ella. A pesar de llevar solamente una semana con nosotros, la trataban como a una más. Excepto una persona, Dolors. Era la única que le continuaba haciendo mal papel.
******
La semana iba de mal en peor. El lunes pelea con Dolors, de las fuertes, pero sin golpes. Laura lo oyó todo desde el patio y se lo comentó a mi padre, con audio incluido. Me cabreó bastante el gesto. El martes me notó distante cuando fuimos a la playa.
-Desahógate, va – dijo de vuelta a casa – Ya sé que te has mosqueado porque se lo he dicho a tu padre, pero es por un bien tuyo.
-Mi padre pasa de mí y por mucho que se lo digas tú, mi abuela o el Rey, no cambiará. Quiere a Dolors y yo le importo una mierda.
-Creo que te equivocas. Anteayer, cuando estabas con tus tíos me enteré de algo bastante fuerte – mi mirada fría se transformó – Es sobre Dolors – interesante el tema – Pues sentía curiosidad por saber que había dentro del almacén ese. Encontré unas braguitas de mujer y una nota firmada por un tal Abel y destinada a ella.
-¿Y crees que hay tema?
-Sí. No toqué nada. Lo dejé donde estaba.
-Ya sabes que toca hacer, ¿no? Investigar. Ay que me la quito de encima – me alegré.
Comí en casa de mi abuela con la aceptación de mi padre para dejarme el día siguiente ir a un parque acuático con Pau, aunque a él le dije que era una amiga. Subí a casa después de que mi padre se marchara a trabajar de nuevo. Dolors llegó cerca de las cinco, sola. Entró en el salón interrumpiendo mi serenidad y mis momentos de paz con los auriculares y la música sonando. La miré esperando a que hablara haciendo pausa en el reproductor.
-¿Tu amiguita Laura la tiene tomada conmigo, no?
Me encogí de hombros volviendo a ponerme los auriculares. Me los quitó con brusquedad. Ya empezaba...
-¿Sabes que contar intimidades a desconocidos no es bueno, verdad?
-Laura no es una desconocida.
-Hace una semana que está aquí. Yo la considero desconocida, borde y millones de cosas más.
-Pues yo no.
-Tú vuélveme a llevar la contraria que mañana no vas a ningún sitio.
-Como no decides tú...
-Pero tu padre sí y se lo puedo contar.
-Vigila que no cuente yo otras cosas.
-¿Me haces chantaje? Sal de aquí ahora mismo.
-Tranquila, lo iba a hacer igualmente. Además, no tengo por qué pensar como tú. Que locura, por dios.
Me levanté de la silla y pasando por delante de ella con firmeza, salí del salón dirección al patio. Podía aparentar seguridad y chulería pero por dentro estaba hecha un flan y cagada por si me volvía a pegar. Cuando pisé el porche respiré aliviada. Laura estaba en el patio de abajo, sentada en las escaleras que iban desde su salón hasta el patio con el móvil delante y una expresión muy pensativa. ¿Sería inspiración para alguna canción? Al oír que bajaba dejó de fijar la vista al vacío y me miró. Ella aún no sabía lo de Pau. Subió hasta mis escaleras y se sentó en el cuarto escalón, yo en el tercero, girada para verle la cara. Cuando lo supo estuvo como diez minutitos dándome la lata con bromitas y consejos. Se dedicó a peinarme.
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Tu amor, a un acorde de guitarra
RomanceNos conocimos en 2007, un día común de julio... Mi nombre es Javi Álvarez. En 2007 me dieron el mejor trabajo del mundo, ser guitarrista de una cantante conocida mundialmente: Laura Montes. Me enamoré de ella perdidamente pero parecía que solo era...