Parte 158

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-¿Dónde se han metido Laura y Salva? – preguntó Maika.

-Ni idea – dijimos Álvaro y yo a la vez.

-Están hablando con el avi – nos informó Raúl – han ido hacia ahí – señaló el patio de butacas – Ahora vendrán.

Laura y Salva aparecieron riendo y con una calma digna de admirar. Mi cuñado se sentó en una silla que encontró vacía y Lau se acercó a mí. La abracé por el cuello y le di un beso en una sien.

-¿Ya estamos todos? – preguntó Maika.

-Sí, sí – respondió Salva cuando sabíamos que faltaban dos.

-Algunos ya lo debéis saber porque Álvaro no se habrá callado o quizá yo en el caso de Laura y Jimena, pero que sepáis que vamos a ser padres – la emoción con que anunció su embarazo fue tan poca que parecía que estaba en un funeral.

Vale, estamos hablando de Maika, tal vez no sea el mejor ejemplo de expresar sentimientos, emociones y hablar pero un poco de salero no le hubiese venido mal. Mi madre y Diego los felicitaron. El resto no habló. No hacía falta fingir para saber que ya conocíamos la noticia.

-O sea, todos lo sabíais.

Mateo, Salva, Raúl y yo asentimos.

-Suerte que te había dicho que callaras – le dio un golpe a Álvaro.

Los dos niños se levantaron. Llevaban sentados en el suelo desde que habíamos llegado. Me alegró ver que Adrián le había cogido cariño a su madrastra, ya que la abrazó y ella le devolvió el abrazo. En un mes había notado una diferencia en Maika que no era normal. De odiar a los niños y no querer tocarlos ni con guantes, a recibir abrazos de su hijastro y aceptarlos gratamente.

Laura y yo fuimos a pasear por la calle antes de comenzar. Abrigados y abrazados, no nos acercamos a la calle de entrada al auditorio.

-¿Qué te ha dicho tu padre? ¿Te has enfadado?

-¿Enfadarme? Es estúpido cabrearse por su imbecilidad. Es Ángela más que él.

-¿No le habías dicho lo del videoclip?

-No – lo dijo escondiendo una risa incipiente que intentaba salir por todos lados – Porque soy muy buena hija – ironizó.

-La hija perfecta. ¿Qué te han dicho?

-Resumiendo, no les ha gustado. Como ahora son tan – exageró esta palabra – cristianos, católicos, puritanos, encuentran pecados hasta en... yo que sé. Pero encuentran pegas a todo.

-Si no enseñamos.

-Eso mismo hemos argumentado con Salva. Es Ángela que le come la cabeza. Al principio me caía bien pero a medida que van pasando los días, te juro que no me la llevo más a ningún acto.

-Tampoco lo has hecho mucho en estos años.

-Ya pero ahora no la llevaría ni a la esquina.

Los vimos a lo lejos. Nos dimos la vuelta cuando nos divisaron. Adrede, nos besamos delante de ellos con mi mano en el trasero de Laura incluida. Regresamos al interior. Quedaban diez minutos. La familia ya se había ido a sentar entre el público. A las ocho, puntuales como un reloj suizo, aparecimos en el escenario. El repertorio del concierto se basó en temas más románticos de lo habitual. A Lau le tiraron una rosa roja al escenario desde primera fila. La dejó en el taburete de las aguas, que estaba entre ambos. Cogió las dos botellas de medio litro y se las miró.

-¿Cuál es la mía? – me preguntó.

-Has bebido de las dos, así que escoge.

-¿En serio?

Tu amor, a un acorde de guitarraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora