Los días pasaban. Ya era jueves. Echaba de menos a Laura continuamente. Habíamos hablado vía Twitter pero no era lo mismo que verla. No me perdía ningún acto suyo. Sonreía y se divertía. Aunque fueran las tres de la madrugada, me despertaba y la miraba o si eran en horas de trabajo, lo miraba en diferido. Eran las dos de la tarde cuando me envió un tuit diciéndome que abriera la webcam, que tenía un rato libre para hablar. La abrí por el ordenador y ella a través de una Tablet. En Panamá eran las ocho de la mañana. Laura estaba en el baño, con el dispositivo en el mármol y ella de pie. Me saludó con una sonrisa. Se estaba bajando la camiseta. Una camiseta básica negra de tirantes ajustadita. Que buen recibimiento y que buenas vistas.
-¿Por qué estás hablando desde el baño? – le pregunté.
-Porque tengo una niña de prenda durmiendo y no la quiero despertar.
-¿Qué niña?
-La hija de Elías, tiene historia – me la explicó resumidamente – Y por eso, esta noche, mientras su padre y Gaby están dejando que surja el amor, yo estoy de canguro – se puso una camisa tejana abierta. Llevaba pantalones blancos – Te echo de menos... - se sentó en el mármol y cogió la Tablet colocándosela en su regazo.
-Yo también... ¿Ahora adónde vas?
-A un programa mañanero de tele y por la tarde nos marchamos a Miami. Mañana tengo el ensayo y pasado la gala. Me estoy cagando en todo antes de empezar.
-¿Te tratan bien?
-Sí, bastante. A ver, que me tienes muy bien acostumbrada y no me he peleado con Mauricio porque me cae bien pero es muy distinto a ti y con una mirada no me entiende.
-Mientras no la líes...
-No, no, si es muy simpático – una voz infantil llamó a Laura – Se ha despertado. Ahora tendrás malas vistas porque voy para allá.
-Hazme una vista panorámica de la habitación.
-Está un poco desastre.
-Viniendo de ti, no me lo creo.
La habitación no estaba desordenada. La cama estaba deshecha por un lateral. Cristal estaba incorporada y sonreía. Laura dejó la Tablet encima de la cama. La pequeña se puso de pie enseguida y obedeció las órdenes de mi chica: que fuera al baño a lavarse la cara.
-Que mona, ¿no? – le dije.
-Sí, es muy bonita. Se comporta de maravilla. Ayer no tuve problemas para dormirla pero es muy nerviosa.
-Se te dan bien los niños y nadie lo puede negar.
Sonrió y se puso unos pendientes. Me resultaba raro que llevara ya que ella no suele llevar.
-Me encanta la vista que me das. Hasta te veo más pecho que en persona.
Se rio. Cristal apareció detrás de ella subiéndose a la cama y apoyándose en sus hombros. Me llamaron al móvil. Era mi madre. Rechacé la llamada. Ya la llamaría luego. Otra llamada me entró. Era del trabajo. Esa ya no la podía rehusar. Laura y yo nos despedimos. La niña también me saludó aunque no sabía quién era. Apagué el ordenador suspirando. Ojalá la hubiese tenido ahí, para abrazarla, besarla, verle esa sonrisa que encandila...
Acudí al estudio con Álvaro. Estuvimos toda la tarde trabajando mientras mi madre iba llenándome el WhatsApp y el registro de llamadas. Cuando fui hacia casa, la llamé.
-¿No sabes coger el teléfono o qué? – me chilló – Llevo desde las dos llamándote, son las siete, ¿eh?
-Estaba trabajando.
ESTÁS LEYENDO
Tu amor, a un acorde de guitarra
RomanceNos conocimos en 2007, un día común de julio... Mi nombre es Javi Álvarez. En 2007 me dieron el mejor trabajo del mundo, ser guitarrista de una cantante conocida mundialmente: Laura Montes. Me enamoré de ella perdidamente pero parecía que solo era...