Parte 188

70 1 0
                                    

-Por la misma razón que tú defiendes a Javi.

-Como mínimo Javi no va criticando a todo dios a la cara ni se presenta donde no es bienvenido con una revista y montando un pollo.

-¿Sabes que Ángela y Carmen ya no son amigas?

-Sí, lo sé y si te piensas que apoyo a Ángela, piensas mal.

-Ya lo sé, ya... oye, yo no quiero estar así siempre.

-Pues no hagas caso a Ángela. Si aceptaste que estuviera con Carlos, creo que tenga una relación con Javi te tendría que costar menos. Salva está más que encantado. Si tú no quieres que sea feliz, dilo, pero no te haré caso.

Bajé la mirada hacia la pulsera y me pasé una mano por el pelo, colocándome un mechón detrás de la oreja. Busqué a alguien conocido pero no había nadie de mi entorno cerca.

-¿Te la ha regalado Javi? – asentí con la cabeza - ¿Eres feliz con él?

-Mucho, más de lo que he sido con cualquier otro.

-Me alegro, de veras – nos levantamos – Ya sabes, estoy aquí para lo que necesites.

Asentí dando media vuelta y regresando a la carpa. La cantidad de gente había disminuido. Álvaro y Maika se habían ido, igual que Mario y Olga. Todavía quedaba tarta. Me senté en un taburete, lejos de Javi y Salva. Mi hermano me mostró el pulgar hacia arriba y yo le contesté gesticulando que no, que había ido a medias. Me comí una porción pequeña de pastel, partiéndomela con Raúl, que estaba a mi lado.

Javi y yo no fuimos los últimos en marchar. Los últimos fueron Abraham y Dani. De camino a casa, condujo él. De mientras, yo, en silencio, observé Twitter e Instagram. Me conmovió tanto cariño. En Insta, presté atención a una dedicatoria especial de una persona especial. "Hoy cumples 34, 34 años llenos de vida, magia, luz y problemas. Sabes que aunque no te lo diga a menudo, te quiero y me gusta todo de ti. Felices 34 Laurita! Eres lo mejor q me podía pasar en la vida". Lo miré de reojo, estaba pendiente de la carretera. Me lanzó una mirada como la que yo le había lanzado, incluyendo una sonrisa. Me derretí. Llegamos a casa a las once y veinte. El día todavía no había acabado. En el ascensor, lo besé apasionadamente. Le costó reaccionar pero al hacerlo, me devolvió la muestra más pasional. Suerte que no había ningún vecino en el rellano. En casa, la ropa voló por los aires. Quise gobernar pero no me lo permitió.

-Déjate querer – me pidió besándome los hombros.

Me dejé amar muchísimo. Lo necesitaba. Me encanta tener el control de la vida pero dejarme llevar también está bien de vez en cuando. Javi es el mejor en la cama. Me hace sentir la mujer más querida del mundo porque conoce donde tiene que atacar para que sienta más placer. Es que es grande y gente así, queda poca.

Ese era mi cumpleaños perfecto. Con él, lleno de sonrisas y exceptuando la charla con mi padre, de la cual Javi ya preguntó, tumbados y abrazados. Se lo expliqué y lo entendió, sin enfadarse ni alterarse.

-Bueno... - cambió de tema - ¿Piensas poner algún mensaje en tus redes?

-Ostia... es verdad. No sé ni donde tengo el móvil.

-¿Te lo traigo?

-¿Sabes dónde está?

-Lo has dejado en la mesa de la cocina – es que nuestros polvos más pasionales pasan por diversas partes de la casa.

Se levantó, cogiendo la ropa interior. Vaya perspectiva más buena me dio. Me levanté también, recogiendo el pijama del suelo, había caído. Fui al baño y me quité el sutil maquillaje que llevaba en el rostro. Casi no había nada. Javi me trajo el móvil, tirándose en la cama, a mi lado. Le di un beso en los labios.

Tu amor, a un acorde de guitarraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora