Parte 65

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Paramos a medio camino a comer, en un pueblo muy pequeño con encanto. En el restaurante, Laura y yo estábamos sentados juntos y a su lado tenía a Mateo. El camarero nos hizo la fotografía de rigor. Durante toda la comida estuvimos hablando con el resto con normalidad, aparentando ser los mismos de siempre.

-Sois como Booth y Brennan - nos dijo el chaval - O Castle y Beckett. No sé, parecéis una pareja de esas.

-O Pepa y Avelino - comentó Álvaro - Aunque hoy se os ve muy tranquilos, silenciosos... ¿Por qué será?

-Cállate - respondió Laura sin alterarse.

Después de los postres, Jesús, Álvaro y Maika salieron a fumar. Mateo se levantó para ir al baño y Lau y yo quedamos solos. Por debajo de la mesa le acaricié la pierna. Con una mano, le giré la cara hacia mí. La besé con dulzura. Ella me devolvió el beso. Mateo nos pilló y se sentó boquiabierto.

-¿Qué? - le preguntó Laura.

Él negó con la cabeza.

-Calla, ¿Vale? - le dije yo.

Asintió y nos preguntó si en Denia ya estábamos juntos. Los tres fumadores todavía no habían llegado. No aparté mi mano de su muslo. Noté que depositaba la suya encima de la mía. Su palma tocaba mi dorso. Los que faltaban regresaron. Jesús venía delante y la parejita detrás, besándose. No se percataron que no teníamos las dos manos sobre la mesa. Como disponíamos de un tiempo libre estuvimos paseando por el pueblo para bajar la comida. Álvaro y Maika se dispersaron. Mateo, al ver que nosotros también queríamos unos instantes de intimidad, agarró a Jesús del brazo y se lo llevó. Laura y yo caminamos, de lado, sin tocarnos, en silencio hasta que nos aseguramos que la única persona que no era conocedora de nuestro romance, no nos podía ver. Me paré en medio de un callejón para besarla. Laura fue aumentando la pasión pero como estábamos en público, no nos enrollamos. Sin que me lo pidiera, le pasé el brazo por el cuello y seguimos caminando. Ella me entrelazó los dedos en la mano que me colgaba. Verla reírse y feliz dentro de su timidez, me aumentaba la energía. Nos hicimos una foto. Sólo salían las caras. Yo detrás de Laura y con mis manos alrededor de su cuello aunque no se veían mucho. Ella la colgó en Twitter e Instagram con el comentario "De camino a Pontevedra..." en ambas páginas. Nos cruzamos con Álvaro y Maika. Ella se llevó a Laura y él, a mí.

-Indiscutiblemente, Laura y tú estáis juntos, ¿no? - me preguntó.

-Por fin - respondí suspirando.

-¿Es buena?

-Yo no te pregunto estas cosas, ¿Eh? Pero sí.

-Ahora que dure. De momento parece que habéis avanzado a rayos luz.

-Una noche da para mucho.

Maika me estuvo sometiendo a un interrogatorio exhaustivo sobre Javi y mis sentimientos. Era innegable que me sentía a tope y ver la faceta romántica y cariñosa de él, me enamoraba más de lo que ya estaba. La bondad, el cariño y el respeto con el que siempre me trata, se hicieron más palpables a partir de ese 15 de agosto y no puedo estar más agradecida a la vida por dármelo.

En Pontevedra, compartimos habitación. Si no hubiese sido así, Laura se hubiese revelado contra su hermano por teléfono. Éste, la llamó.

-Estoy bien - respondió Laura con pesadez - Sí, no la he liado en la entrevista - no sabía que le decía Salva - Hablamos el domingo - colgó.

Mi madre también me llamó preguntando si me iba bien ir a cenar el lunes. Preferí que fuera el martes porque Laura trabajaba. Mi chica y yo estuvimos hablando sobre nosotros. Ella quería algo estilo 'cita' y yo no rechacé su propuesta. Bromeamos acerca de meterle mano como adolescentes.

Tu amor, a un acorde de guitarraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora