Parte 63

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Jueves 15 de agosto. Podía parecer un día normal, festivo, en el que actuamos en Lugo con Álvaro y Maika como única acompañante de las familias. Un hotel lujoso, comensales ricos de todo el mundo entre los que se encontraban la madre y el padrastro de Maika y la música como ambientación. Hasta ahí todo en orden, ¿Verdad? Pues no, el 15 de agosto de 2013 no fue un día como cualquier otro y ahora sabréis por qué. 

La actuación se realizó en el almuerzo. Álvaro y yo tuvimos que ir arreglados y bien peinados. No valía ir con una camiseta cualquiera. Laura llevaba un precioso vestido corto en color morado. Se rizó las puntas del pelo. Compartimos habitación y cama, para no variar la tradición. La observé peinarse, es algo que me gusta, ver el proceso de preparación. Se quejó de que no le gustaba la longitud de su pelo.

-Si te queda muy bien, estás muy guapa - le dije. Le llegaba encima de los hombros y lo tenía liso. Me sonrió tímidamente.

Después de cantar y almorzar, Álvaro y Maika nos contaron que nos habían invitado al balneario / spa del hotel, a los cuatro.

-Pero hay un problema - dijo él - Todos son matrimonios o parejas. Tenéis que fingir ser pareja. No os costará demasiado. Se os dará bien - cachondeo y risa, mala combinación. Conocía sus verdaderas intenciones. Nos querían juntar.

Laura y Maika se fueron hacia los vestuarios de chicas donde les dieron bañadores. A nosotros también. Lau llevaba un bikini negro, simple y hasta me atrevería a decir, más pequeño que el de Denia, ya que la parte inferior le iba un poco justa. Estaba radiante. Resucitaba a un muerto con ese físico. 

-La baba... - mi colega me dio un codazo.

Llegaron hacia nosotras con lentitud ya que Maika estaba haciendo una cola a su amiga. 

-Lo dicho - me susurró Álvaro - Os dejamos solos. Iros por ahí. Nos vemos en media hora.

-¿Dónde vas?

-A cumplir una de mis fantasías - sonrió pícaro - Cumple tú la tuya. Arrímate, tío - me dio una palmada en el hombro - Que ella necesita amor.

La parejita nos dejó paseando por el recinto. Había bastante gente. No conocíamos a nadie excepto a la madre de Maika, Pilar.

-¿Y Maika y Álvaro? - nos preguntó con su acento andaluz.

-Ni idea - dije.

Sólo habían matrimonios, enamorados y con calentones varios. Laura me agarró del brazo. No sabíamos dónde ir y fuimos a una sauna. Había dos parejas de mediana edad. Nos sentamos en un rincón, en la parte superior del banco de madera, saludando secamente.

-Me siento observada - me susurró Lau y me reí.

-Y joven... - le contesté - Podíamos ser sus hijos - nos volvimos a reír con disimulo.

-Vosotros no sois pareja - nos acusó una mujer. Parecía sudamericana.

Laura y yo nos miramos y negamos con la cabeza.

-Pero se os ve muy enamorados - nos dijo - No os delataré.

A mi amor le subieron los colores lentamente y giró la vista hacia la pared. Si ya hacía calor, esa mujer le había provocado más e iba por el mismo camino en mí. Sonreímos. Me acerqué mucho más a Laura, sin dejar espacio entre ambos, casi. Lau no desaprovechó la ocasión y reposó su cabeza sobre mi hombro. Ese gesto me alarmó. ¿Qué intenciones tenía también ella? La abracé por la espalda. Estuvimos así unos minutitos. Salimos de la sauna a causa del calor. El del ambiente y el nuestro propio. Seguimos paseando hasta encontrarnos con la madre y el padrastro de Maika, un señor alemán llamado Arthur. Álvaro y Maika llegaron al mismo momento. Que caras de felicidad.

Tu amor, a un acorde de guitarraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora