Parte 104

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Martes. Habíamos cambiado a Salva por mi madre para ir de promoción. Tocaba Galicia y mamá le preguntó a Laura si algún día podría ir con ella (o nosotros) a algún acto. Con el consentimiento de su hermano, Lau y yo nos llevamos a mi madre para el norte. Diego estaba de viaje de negocios, por eso vino. Teníamos cuatro firmas de discos en cuatro días y diversos actos y entrevistas. Fuimos en avión. Mi madre, cuando hace viajes aéreos, sólo quiere sentarse en la parte de la ventanilla. Laura iba en medio y yo al otro lado, así ambas podían charlar.

-¿Cuándo te marchas a América? – le preguntó.

-El 11 de noviembre, creo.

-¿Dónde vas?

-Panamá, Miami y México.

-¿Tienes ganas?

-Podría estar más ilusionada y no lo estoy.

Mamá no le preguntó el porqué. Se lo guardaba para cuestionármelo a mí. En Santiago y en los otros sitios donde estuvimos, mi madre dormía en una habitación aparte, por suerte. No me hubiese gustado tenerla de prenda y no poder tener intimidad con Laura ni por la noche.

La firma de discos de Santiago se realizó en El Corte Inglés de la ciudad, como era de esperar. Cantamos cinco canciones. El público estaba sentado en el suelo o de pie detrás, donde se colocó mi madre. Después, Laura firmó autógrafos. Esa vez le habían puesto una mesa más alta y un taburete pero estuvo gran parte de pie. Mamá y yo fuimos a dar una vuelta por las diferentes secciones.

-¿Por qué ir a América no le hace gracia?

-No es que no le haga gracia. Ella quiere ir pero no sola y se enfadó por eso. Se lo dijo a su hermano y él le contestó que ya no podía hacer más, que iría sola y que ahí tendría mánagers, músicos y lo que le hiciera falta.

-¿Ni tú vas?

-No y no le hables de ello porque le revienta mucho que yo no vaya.

-Normal... pero si cuando estuviera ahí la sorprendieras, ¿Qué?

-No me des ideas, que eso también me lo insinuaron Salva y Álvaro.

-Por algo será... No la dejes perder porque es una mujer brillante y con la que puedes sentar cabeza. Sólo hace falta mirarla y como sonríe a tu lado. Es encantadora y tiene muy buen gusto.

-¿De qué?

-De todo, viste fenomenal, con la comida también sabe que elegir y tiene muy buen ojo para escoger novio desde hace dos meses. Antes era lo único que no me cuadraba, que los elegía a boleo. Ahora ya no. Que os dure.

Regresamos a la firma. Laura ahora estaba sentada pero se levantó. Estaba incómoda. Los de seguridad dejaron que mi madre y yo pasáramos las vallas y nos pusiéramos en un lateral del espacio de Lau. Iba con las gafas y miraba la cola más allá de los que tenía delante. Abrió la boca cuando fichó a alguien que le había sorprendido. Me acerqué a ella.

-¿Qué pasa?

-La arpía...

-¿Quién?

-Luego te lo cuento. Quédate aquí y quizá pillarás algo.

Laura firmó con rapidez a los que había delante de la mencionada 'arpía'. Cuando le vi la cara supe de quien se trataba. La había visto en muchas ocasiones en actos y revistas del corazón. Era la novia de David primero. La madre de su hijo y una de las amantes en los tiempos en que mi chica era su pareja.

-¿Qué haces aquí? – le preguntó Laura al verla.

-Pasaba a saludar, hola – la ironía me pareció innecesaria - ¿Me firmas un autógrafo?

Tu amor, a un acorde de guitarraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora