Parte 22

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Indirecta muy directa dirigida a Laura.

-¿Por qué te has levantado? - le preguntó.

-Porque, aparte de que necesito caminar, estábamos - habló por los dos - haciendo la prueba de saber si Teresa se quejaría de algo.

-Y se ha quejado de lo más insignificante.

-La detesto con todo mi corazón. He querido a todas mis suegras, menos a esta. Es insoportable.

-Muy refinada - apuntó mi madre.

-Si sólo fuera eso... lleva aquí desde las nueve y media. Movimiento que hago, movimiento que me critica. Estoy hasta el moño, y nunca mejor dicho, de ella.

-¿Te marcharás de Madrid? - le pregunté.

-Sí - respondió bajando el tono - En julio y parte de agosto. No sé dónde. Lo tengo que decidir aún.

-¿Y cuándo te dan el alta? - se metió de nuevo mi madre.

-Mañana o el lunes. Cuando antes, mejor.

Se quitó el chal y lo apartó de su alcance con mala cara.

-¿Por qué te lo quitas? Vas a coger frío - le dijo mi madre.

Mamá le hablaba (y habla) siempre con dulzura y desde la perspectiva de la figura materna que Laura perdió siendo una niña.

-Porque tengo calor y me lo ha puesto la vieja esa sin que yo estuviera de acuerdo.

-Es que hace calor aquí - seguí yo.

No lo hacía para darle la razón, lo decía en serio. En aquella habitación de hospital el aire era cálido y se notaba calor. También debía ser porque estábamos a 9 de junio, pero creo que la temperatura era demasiado elevada aunque la ventana estuviera abierta.

-Y ahora porque lo tengo abierto, porque si no me muero.

-¿Te ha dejado tu suegra? - le pregunté en coña.

-Directamente, ni se lo he preguntado. Me ha dicho que la cerrara y le he dicho que no.

Seguimos hablando sobre otros temas. Laura estaba más animada que el día anterior pero continuaba con la tristeza en el rostro y con las ganas de dejarlo todo atrás. Alguien tocó la puerta y abrió con desparpajo.

-Prime - fue lo primero que escuché.

Era Darío, el primo gay de Laura. La suele llamar 'prime', como si fuera prima en inglés. Es un año más pequeño que ella y se llevan de maravilla. La abrazó y le dio un beso. Laura hizo las presentaciones y Darío empezó a hablar con mi madre que le reía las gracias. Es un chico muy divertido. Trabaja de recepcionista en un hotel de Menorca.

-Prime - la llamó. Laura lo miró - Mi madre dice que no puede venir este finde a verte porque trabaja.

-Okey, dale un beso de mi parte - y siguió hablando conmigo.

La charla con Laura fue muy agradable. No pensé en Charo ni en nadie más. Lau había variado su postura. Había vuelto a estirar las piernas y a colocarse recta, cara al frente, con los cojines en la espalda. Me explicó que había dormido fatal y que se había quedado su padre con ella porque Carlos estaba muy cansado de las operaciones. Me callé lo que pensaba.

-Tu primo cae bien a todo el mundo, ¿no? - le pregunté.

-Es muy abierto. Es lo opuesto a mí en este sentido. Me cuesta coger confianza en la gente. Tú no te preocupes, eres de los que más confío.

Ambos sonreímos. Mi madre y yo nos marchamos casi a la una. Laura se quedó sola con Darío, que nos miraba con atención, como si quisiera adivinar qué se escondía detrás de nuestra relación. Fuimos a comer a casa. Mi padre estaba ahí, mirando la televisión y nos preguntó de dónde veníamos con su habitual mal humor.

Tu amor, a un acorde de guitarraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora