Tu amor, a un acorde de guitarra

Parte 103

Después de un mes y medio con Laura me podía temer lo ocurrido. El éxito del disco y la fama que estaba adquiriendo gracias a su trabajo dieron como consecuencia tener promoción en América. Lo peor de todo fue que los promotores americanos no quisieron que ningún miembro de la banda fuera con ella a pesar de la insistencia de Salva. No hubo maneras. Laura iría sola a México, Miami y Panamá durante unos 15 días en noviembre.

-Salva tío, que tampoco pido tanto – le dijo suplicante - ¿Ni tú puedes venir?

-Llámalos y te entiendes con ellos. Yo no me pelearé más con esa gente.

-Pues no voy.

-Laura ahora no te me pongas así, ¿eh?

Gruñó flojito y abandonó el despacho de su hermano. No la seguí. Que respirara tranquila.

-Más rabia me da a mí – me contó Salva – Yo les dije tú y ella y ni eso. Ya se le pasará. Dejémosla tranquilita media horita y luego ya os marcháis a Fraga. ¿Viene Álvaro, no? – asentí – Yo no vengo.

-Vale.

-Aquí tienes los papeles. Se los iba a dar a la loca que tengo por hermana pero prefiero dártelos a ti, me fío más.

Asentí mostrando una leve sonrisa y salí del despacho mirando los papeles. Distraído, choqué con Laura, que tampoco iba muy al caso de lo que la rodeaba. La agarré de un brazo para que no se cayera. Dio media vuelta y siguió mi camino hasta mi despacho. Álvaro no estaba. Vendría en un rato. Se sentó en su silla y se acercó a mi mesa arrastrándose y dándose impulso con los pies.

-Me he cabreado... - dijo.

-¿Te lo imaginabas?

-Sí pero mi hermano me da falsas esperanzas y yo me las creo. Problema de ser inocente en estos temas. Sabía que América llegaría y no es la primera vez que me meten ahí músicos con los que me acabo peleando. Yo estoy acostumbrada a ti, y me pondrán a alguien estúpido con el que no me voy a entender.

-Eso no lo sabes...

-Lo pienso.

Le di un beso en los labios y un carraspeo se formó detrás de nosotros. Era Álvaro.

-¿Tú no tienes despacho? – le preguntó en coña a Laura.

-Está fregado y si voy, la loca sevillana me va a regañar.

-Bueno, igualmente tenemos que irnos.

Fue un viaje en tren largo. Laura durmió un trozo y el resto de camino se lo pasó hablando conmigo y leyendo. Álvaro iba al otro lado del pasillo durmiendo como un tronco. A mi chica todavía le duraba un poquito el enfado pero a lo largo de las siguientes horas se le fue pasando.

*****

Sábado. Teníamos un concierto en Mataró con toda la banda. Lau ya había recuperado su habitual humor. El concierto era a las ocho de la tarde en una plaza.

Núria y Shaila vinieron a vernos. La niña continuaba con la mano inmovilizada y puntos en la barbilla. El morado de la mejilla le había adoptado un tono amarillado en señal de que ya estaba desapareciendo. Laura y la pequeña estuvieron hablando a solas durante unos minutos. Shaila se unió a Jimena y ambas se fueron conociendo.

-¿Cómo estás con David? – le pregunté a Núria mientras paseábamos por los alrededores.

-Bien, amigos pero con un poco de roce.

-El roce hace el cariño y viceversa. Doy fe de ello. ¿Vais al mismo cole?

-No, él va al instituto de Santfe. Yo estoy en Palamós pero coincidimos en la compañía de teatro para hacer los Pastorets por Navidad.