Parte 13

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Se levantó y se metió en el baño. Revisé el móvil. Ni un triste mensaje de Álvaro ni de Salva ni de Jesús. Aprovechando que Laura no estaba conmigo, me puse el pijama. Eran las dos de la madrugada y ambos estábamos sin sueño. Oí algo parecido a un sollozo pero no le hice caso. A altas horas de la noche ya no sabía ni donde estaba. Laura salió con la ropa en mano, el pijama puesto, un moño en la cabeza y los ojos rojos. Tiró su ropa en una silla aunque viendo que quedaba desordenado, lo dobló todo con el cariño que usa para hacer cualquier gesto. No podía apartar la vista de ella. Es perfecta aun estando en aquella delicada situación. Sin mediar palabra alguna, se tumbó de espaldas a mí. Yo seguía recostado contra la pared, sin acostarme. Le apreté débilmente el hombro y se giró hacia mí.

-Soy estúpida - se culpó entre lágrimas - Mi hermano me odia y seguramente Álvaro y tú debéis pensar que soy una psicópata.

-No, no, eso no lo pensamos - se incorporó y negó - Va en serio, créeme. A tu hermano se le pasará. Eres demasiado importante para él.

Me sentía impotente al ver el panorama en el que vivía mi Laurita.

-Sí, ¿Pero cuándo? ¿Acaso entiende por lo que estoy pasando?

"Creo que ni yo te entiendo cariño mío"

-Mañana habla con él, pero ahora descansa. Yo pienso que sí te entiende pero que no se esperaba que se te pasara la ilusión de continuar en esto.

-Ni a mí, ni a mí - se pasó la mano de la herida por la cara.

Estaba orgulloso de la curación que le hice en la muñeca. Como le supuraba, le dejé la gasa con esparadrapo encima. No tener noticias de Salva me estaba preocupando. Cogí el móvil de la mesita de noche y le envié un mensaje a Álvaro. "Ha llegado??". No tardó en contestar. "Que va, se ha largado a Madrid". Antes de responder, me volví hacia Laura. Se había dormido. La tapé correctamente y me levanté. Por segunda vez en menos de una hora lo llamé. Lo hice desde el baño para que Lau no me oyera.

-¿Cómo que se ha ido? - pregunté con nervios.

-Hace 20 minutos me ha llamado. Me ha dicho que se iba, que cuidásemos de Laura y que en Madrid ya hablará con ella.

-¿Iba sobrio?

-Creo que no.

Soplé y me pasé la mano por la cara. La desesperación me mataba por dentro.

-¿Y ahora qué le digo yo a Laura? - me lamenté por teléfono.

-No le podemos decir que su hermano se ha ido borracho a Madrid y conduciendo.

-Eso ya lo sé yo - contesté secamente - Además, Laura necesita un médico.

-¿Por la mano?

-Ajá, caída más hostia. Mañana la acompañamos a Urgencias aquí mismo.

-OK. ¿Y quién avisa a Salva y a Carlos?

-¿A Carlos? ¿Quieres decir que le importa el estado de Laura? Solamente la ha llamado una vez.

-Igualmente se enterará y antes de decírselo a Salva o a su padre, ¿no crees que es mejor decírselo a él?

"¿Avisar a Carlos? Antes a su padre pero que remedio..."

-Yo tengo el número, le envío un WhatsApp mañana - acepté resignado.

-Ya sé que te molesta hacerlo pero hazlo por Laura. Te lo va a agradecer. Y mejor que lo hagas ahora.

-Vale, vale, lo he entendido. Otra cosa... ¿Jesús?

-Está sobado aquí. Iba medio pedo. ¿Te fijas que sólo nos salvamos nosotros?

Tu amor, a un acorde de guitarraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora