Parte 76

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Sergio fue quien me recomendó un restaurante de nuevo. Me puse un polo blanco y tejanos oscuros. Arreglado pero informal. Tal y como le van a Laura. Al llegar a su casa, por suerte no me encontré a ninguna de sus vecinas. Mi chica estaba preciosa. Llevaba un vestido azul cielo que le llegaba por encima de las rodillas, de manga corta. Iba con bailarinas y la tobillera. En el pelo se había hecho una trenza de lado. No le dije dónde íbamos. Tampoco preguntó. Fuimos en su coche porque yo no tenía gasolina y me daba pereza ir a la gasolinera. Conduje yo.

Cenamos en un pueblecito pequeño con encanto donde había el lugar que Sergio me había dicho. Laura estaba bastante risueña pero algo en mí me decía que seguía asustada por lo del viernes. No se lo comenté. Supo disimular sus miedos. El tema de la conversación se fue a los accidentes de tráfico que habíamos tenido en el pasado.

-Yo uno, y fue muy leve – le dije – Choqué contra una farola – Laura me miraba mal – en serio. En dos horas me enviaron a casa. Sólo me di un golpe en la cabeza. Hace ya unos cuantos añitos.

-Yo dos. Un de coche, el del año pasado que podía haber sido mucho y no fue nada y uno de moto que fue bastante grave.

-¿Tú ibas en moto?

-Me llevaban. Yo acabé con una operación de mano, una brecha en la cabeza y moratones, y mi acompañante en coma durante quince días.

Me quedé muy sorprendido. Ella estaba un poco conmovida. Le acaricié la mano por encima de la mesa. Fue la primera vez que me percaté de dos pequeñas cicatrices: en la palma y cerca del pulgar, en el dorso, tirando más hacia la muñeca.

-¿No te habías fijado nunca? – me preguntó.

-Sí pero no pensaba que fuera así. Me he fijado en que no sueles mover mucho entre los dos dedos. Pero casi no se te ve.

-Ya pero lo que tú has dicho que no muevo demasiado es por eso. ¿Eres observador, eh? – asentí – Y de bici también he tenido. Unos cuantos. Me caí por una bajada y di la voltereta, choqué contra un árbol...

-A mí me ocurrió lo de caerme por un pendiente pero hacia un lateral. Una pregunta... ¿Qué te pasó con el italiano que dijo Maika?

-Ah, ese. Nada, que hace unos años nos fuimos de vacaciones a Italia con Carol y ella y tres italianos vinieron a ligar con nosotras. De ahí que lo dijera pero no tuvimos rollo.

Paseamos por el pueblo. No se veía a nadie por las calles. Nos acabamos enrollándonos en el coche. Lo necesitábamos. Fuimos disimulados y silenciosos. Me quedé en su piso. Era el día previo a la salida del disco y alguien le tenía que calmar los nervios. Lo hicimos dos veces. Ella ya no podía más. La hice reír mientras hablábamos. Por debajo de las sábanas la iba rozando lentamente varias partes del cuerpo entre sus suspiros. La forma que tuvo en morderse el labio me puso a mil. Estaba (y está) para comérsela. Se dormía lentamente hasta que, con mis brazos alrededor de su cuerpo, cayó en un profundo sueño.

*****

El torbellino Laura Montes arrancó motores a las siete de la mañana. Persianas arriba, desayuno preparado y ducha realizada. Volvió a la cama, para esperar a que me despertara. Tardé un poquito más que ella en despejarme. Lau estaba nerviosa y por eso iba tan frenética. Nos separamos al acabar de comer. Ella se marchó a la radio y yo a Alcorcón y a la discográfica. A media mañana, apareció para ensayar en el local. Yo ya estaba ahí, enchufando el aire acondicionado. Lo puse a 18 grados. El sol tocaba al máximo y hacia mucho calor. Al entrar, y antes de darme un beso, se dirigió al mando del aire y lo subió a 21. Después ya me besó. Estuvimos ensayando poquito. Lo que más hicimos fue hablar y liarnos. Así se relajó. Fuimos a comer al Vip's más cercano.

Tu amor, a un acorde de guitarraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora