A las siete y media sonó la alarma desde el móvil de Laura y la apagué estirando el brazo hacia su lado porque ella no lo hizo. No estaba ahí. Escuché ruido desde la cocina. Preparaba el desayuno. La ropa seguía esparcida por el suelo. No la había recogido para no despertarme. Cogí el bóxer y fui hacia ella. Estaba mirando la pared, atareada en la encimera. Cubría su cuerpo con una toalla. La abracé por el cuello dándole cortos besos en el lóbulo de la oreja hasta que giró la cara para dármelo en los labios. Fueron besos con sabor a sueño. Desayunamos entre miradas y gestos cariñosos. Tenía ganas de quitarle esa toalla. Cuando nos fuimos a vestir, lo intenté pero no se dejó.
-¿Dónde vas ahora? – me preguntó.
-Voy a Alcorcón y luego pasaré por la discográfica. Tengo intriga en saber el final de la pelea de Álvaro y Maika – su sonrisa permanente con su carita de sueño eran para derretirse - ¿Quieres que te pase a buscar para ir a Toledo?
-No, vendré yo y hoy conduzco yo – la seguridad con la que habló me permitió llamarle jefa pero su mirada penetrante me hizo retirar lo dicho.
Se quedó unos minutitos pensando que se ponía que le resultara cómodo para todo el día, ya que no volvería a casa hasta medianoche. Se separó un vestido para la gala y se vistió con unos pitillos amarillos y una camiseta gris con decoración. Se calzó las bailarinas del día anterior. Me obligó a ayudarla a hacer la cama. Se recogió el pelo en una cola alta. Una hora después de haberme despertado, ya estaba camino de Alcorcón. No encontré aparcamiento en mi calle y tuve que ir a aparcar en la calle del piso de Carlos. O sea, a tres calles de la mía. Me lo encontré saliendo de la panadería. Me saludó levantando la barbilla y le hice el mismo gesto sin querer hablar con él. Subí a mi piso. Olía a perfume de mujer. Sergio no estaba pero su novia sí, durmiendo. Me duché y me cambié de ropa. Como era temprano, aproveché para quitar el polvo del salón. En ese intervalo de tiempo, Jenny se despertó. Salió de la habitación con una camiseta de Sergio, descalza y sin pantalones. Al verme, se asustó.
-Avisa que estás aquí – dijo sorprendida.
-Vivo aquí – repliqué.
-Ya, pero esta noche no has estado. Sergio me lo ha dicho, que estabas con una chica. ¿No estás con ella ahora?
-Si Sergio ya te lo ha contado y me ves aquí, es por algo.
-¿Estás muy borde, no? ¿Te ha dejado la chica?
-No, y no estoy borde. Estoy muy bien con mi chica.
-¿Y quién es?
-Se llama Laura.
-Ah – alargó la palabra – Como no hay Lauras en este mundo – ironizó.
Siempre la había encontrado muy tonta y me lo estaba afirmando con su actitud.
-Me voy – contesté – Dile a Sergio que no sé a qué hora regresaré.
Fui a la discográfica. Álvaro ya estaba ahí, sentado en su escritorio bebiendo un café. Al verme, se quitó los auriculares y acercó su silla a la mía, para hablar. Me preguntó por mi noche.
-Perfecta – respondí satisfecho.
-¿A qué hora os dormisteis? Porque supongo que la noche terminó como me imagino.
-Sí, piensa lo que quieras. A las dos nos dormimos. ¿Y tu pelea?
-Bien, acabó como vosotros pero nos dormimos a medianoche. Se te ve feliz pero si no la cuidas iremos a por ti. Todos – aclaró.
-Ya, ya.
Tocaron a la puerta, la teníamos abierta. Era Salva.
-Siento interrumpir vuestra charla porque de trabajo veo que nada, ¿no?
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Tu amor, a un acorde de guitarra
RomanceNos conocimos en 2007, un día común de julio... Mi nombre es Javi Álvarez. En 2007 me dieron el mejor trabajo del mundo, ser guitarrista de una cantante conocida mundialmente: Laura Montes. Me enamoré de ella perdidamente pero parecía que solo era...