Parte 48

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Lentamente Laura volvió en sí y sonrió con normalidad introduciéndose en el diálogo de la mesa. Nos enfrascamos en un debate de '¿Amor sin sexo o sexo sin amor?'. Según Maika era mejor amor sin sexo.

-Yo creo que es mejor sexo sin amor y luego te enamoras – opinó Laura y yo asentí conforme.

-Bueno, primero cabe declararse – apuntó Álvaro y su mirada se clavó en la mía – Porque puedes tener sexo con alguien que está enamorado de ti y no saberlo. ¿Y si tuvieras sólo una noche, qué haríais? – lanzó la pregunta a Maika y a Lau - ¿Iríais en serio o no?

-Depende de la persona – apuntó Maika – Si me traen a un modelazo cachas y buenorro, aceptaría, sino, no.

-Yo creo que si es solamente por una noche tendría que ser con alguien que conocieras un poco para poder comentarlo como anécdota después – declaró Laura.

-¿A ti te viene alguien a la mente? – le pregunté.

-Uy, mucha gente. O sea, depende del tío. Si fuera un modelo, hombre, yo también iría en serio, si fuera alguien del que estuviera enamorada y conociera, pues intentaría ir a más que una simple noche, pero por una noche con un desconocido que haya encontrado borracho en un bar, yo no voy.

-Laura Montes haciendo grandes revelaciones... - bromeó Álvaro – Y la tercera y última. ¿Perdonaríais una infidelidad?

-Cariño es que pones unas preguntas que son muy abiertas – protestó Maika.

-Perdonaría una si la persona me lo hubiese confesado, me jurara y perjurara que no volvería a caer y que yo tuviera fe en que sería así. Pero me costaría recuperarme.

-¿Ya lo has vivido, no? – le preguntó la otra mujer de la mesa.

-Sí pero a la segunda no dejé pasar más. Además yo también me equivoqué y la relación había hecho aguas hacía ya meses.

-Ay Laura... tú y el amor sois un caso perdido – se lamentó Maika.

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Estuvimos currando al máximo hasta el viernes, que pudimos finalizar la parte que teníamos que hacer en Holanda. Teníamos hasta el domingo por la mañana, libre cuando regresamos a Madrid. Y sí, cumplimos nuestra promesa y fuimos de fiesta aunque no nos emborrachamos.

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El martes siguiente, día 23, teníamos programado el dúo de Núria con Laura. La base instrumental ya la habíamos grabado y solamente era necesario poner las voces. Andy había sido padre aquella madrugada. Álvaro, Laura y yo estábamos en el estudio madrileño de la discográfica, desayunando. Disponíamos de cocina y todo tipo de lujos.

-¿Y su madre, qué tal? – pregunté sobre Núria.

-Conectada a un respirador con muerte cerebral. Núria viene directa de Seattle, haciendo escala aquí. Ya es mucho que no se haya venido atrás. Comportaros igual o mejor que en Barcelona, por favor.

-Pero es que es muy grave lo de su madre...

-Lo bueno es que yo hace menos de dos meses hablé con esa mujer.

-¿Ah sí? ¿Y qué te dijo? – se interesó Álvaro.

-Fue por lo de las escaleras y me dijo que estaba muy enferma y que cuidara de Núria. Ha hecho un bajón enorme.

Salva se presentó en medio del desayuno y le entregó un papel a Laura. Ella se lo miró detenidamente y se lo devolvió.

-¿Así piensas solucionar las cosas? Primero, habla con ella y luego recurre a esto.

Tu amor, a un acorde de guitarraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora