Parte 135

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Núria

Doña Araceli me parece una gran mujer. Hablando no la llamo doña Araceli, la llamo Araceli a secas pero le tengo un enorme respeto y por eso me gusta ponerle el distintivo delante.

Después de cantar, recuperarme, relajarme, recibir halagos por parte de Charo, Hortensia y Gloria, malas miradas por parte de mi tía y de una charla con Raúl para que a las tres me dejara copiar un par de ejercicios de tecnología que no había entendido, salí del Vedruna dirección al almacén donde trabaja mi padre.

Al cruzar el semáforo nos encontramos a Laura y a Javi. Me encantó como iban. Uno en Cuenca y el otro en Rusia, claramente. No podían ir más separados. ¿Esa era la clase de relación que tenían? Él que le pasaba un móvil a ella para que se lo guardara en el bolso y tan fresco, con las manos en los bolsillos de la chaqueta, continuó su camino.

La comida estuvo correcta. Javi y Laura me dijeron que agradeciera el trato a la clase de su parte. Se fueron al paseo. Al atravesar la calle, giré la vista. Anda, si iban juntitos y todo. Lau se agarraba a su brazo y le susurraba algo que les hacía gracia.

Llegué al cole dos minutos antes de que sonara el timbre. Charo estaba vigilando el patio y se me acercó.

-Qué raro que vengas tan justa.

-La comida se ha alargado.

-¿Qué no has ido a casa?

-No, no, he ido a Can Paco con mis padres, Laura y Javi.

-Entre tú y yo – me apartó del grupito que estaba con ella - ¿Esos dos son pareja, no?

Me quedó cara de póquer. ¿Y yo qué le decía?

-Ah... - me quedé con la sílaba en la boca.

-Vale, lo son. No diré nada, te lo prometo.

Me sonrió cálidamente. Tocó el timbre. Me uní a Aina para subir los tramos de escaleras. Me preguntó si había ido a comer con la parejita.

-Sí. Y no, no se han besado delante de mí, porque sé que lo ibas a preguntar. Yo estaba al lado de él y ella enfrente. Nos hemos pasado la comida riendo.

Llegar a nuestro piso fue un sufrimiento. Javi me entendía porque él también se había cansado subiéndolas. Las clases ya estaban abiertas pero antes hice una paradita en el despacho de tutoras. Mi tía estaba dentro hablando con Mireia. Gloria, al verme, salió a mi encuentro. Le expliqué lo que me habían dicho Laura y Javi y me contestó que en la hora de tutoría me lo haría decir.

"Mira que bien... no he tenido suficiente con lo de esta mañana, que ahora me tocará hablar"

Me pasé la hora de tecnología dibujando cenefas en un papel cuadriculado. Yo no voy por la vida calculando poleas. Jamás lo he hecho y jamás lo haré. No me interesaba y lo mostraba con lo que hacía. Estaba en tercera fila y el profesor no me pillaba, que era lo más alucinante.

El reloj no avanzaba. El profe había tenido tiempo de explicar todo el temario, contar chistes por ser el último día antes de Navidad y ponernos deberes. ¡Y todavía sobraban diez minutos! Me estaba poniendo histérica. 'Al fin' pensé cuando el estrepitoso timbre dio las horarias de las cuatro. Se formó un jaleo. Pau me pidió un pañuelo desde dos hileras más atrás. Le tiré el paquete al vuelo y me lo devolvió de la misma forma aunque no lo pillé y lo tuve que recoger del suelo. Gloria entró triunfal. El silencio reinó enseguida. Me dio paso para hablar después de introducir ella el tema.

-Laura y Javi me han dicho que quieren daros las gracias por haber prestado tanta atención y que no se hubiesen imaginado, sobretodo él, porque ha sido con quien más he hablado, que la respuesta fuera tan buena. Y que os desean Feliz Navidad y Buen Año. Ya está.

Tu amor, a un acorde de guitarraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora