La semana transcurrió con normalidad. El viernes estuvimos actuando en San Clemente (Cuenca) y el sábado en Tarragona. Laura se pasó los días siendo la enfermera de Salva. Le curaba la herida de la operación en la discográfica y cada día se cogía a alguien como auxiliar, o sea, yo. Salva no era el mejor paciente del mundo pero se sabía comportar.
La siguiente semana elegimos los miembros de la banda que nos acompañarían a partir del concierto en el Palacio de los Deportes de Madrid de principios de junio. Mi cuñado, mi chica y yo les hacíamos la entrevista. Hicimos buena elección. El pianista, Miguel, y yo nos conocíamos de Alcorcón. Adquirimos un técnico de sonido para complementar a Mateo, Abraham y un conductor que también actuaba de técnico, Jorge. Los habíamos conseguido por influencias de la banda. Nuestro chaval, Mateo, cogería otro rol, el de percusionista, ya que se había sacado la carrera en paralelo a la de técnico de sonido. Era miércoles, y por el mediodía, Laura se fue a una entrevista, sola, en la radio. Había salido ella en una revista del corazón paseando con una amiga (Maika) y fotos de los conciertos del finde. Le preguntaron por ello en la entrevista, a lo que respondió evadiendo.
-¿Y ya tienes guitarrista para la gira de verano? – habíamos anunciado las nuevas incorporaciones por las redes.
"Vaya mala fe"
-Claro – contestó ella secamente – Tengo a Álvaro que lleva de toda la vida conmigo – se olvidó de decir que hubo un par de años que no estuvo, información irrelevante – y a Javi que lleva siete años, son veteranos, no los cambiaría.
-¿La música te está llevando alegrías al plano personal?
-La música siempre alegra el corazón.
Yo la escuchaba mientras hacía su trabajo, o sea, imprimir la última actualización de conciertos para el verano. Lo hice desde su despacho. Como Álvaro no estaba, Laura me había prestado el ordenador. Cotilleé las carpetas, el historial y todo. No lo hice con mala uva, sino por curiosidad. No había nada raro. Fotos de los conciertos que se bajaba a través de Twitter o de las páginas de sus clubs de fans, música tanto suya como de otros artistas, facturas, un apartado para Raúl y poca cosa más. Muy limpio. Si hubiese visto el de Álvaro, seguramente se replantearía lo de dejarle trabajar ahí porque el historial de mi compi era de todo menos puro.
Laura regresó a las dos y media con una bandeja de canelones para calentar. La escalfó en el microondas de la cocina y almorzamos ahí. Por la tarde estuvimos ensayando y explicando el funcionamiento de la banda a los nuevos.
-Que Laura os caerá mal, sí, pero le cogeréis cariño – advirtió Álvaro en coña.
-No nos pasemos que soy buena persona – replicó ella sentada en un taburete de la sala de ensayo – Y la jefa no soy yo.
-Eres subdirectora y mandas más – dije. Laura negó con la cabeza.
-Laurita, Laurita, no niegues que es verdad – la picó Mario.
-A ver, es normal, sois todos tíos, una mente femenina para poner orden, no viene mal.
-¿Pero estáis juntos o no? – nos preguntó Abraham.
-Si lo están, ¿dices? – Álvaro se adelantó a nuestras palabras – las hemos visto de todos colores con estos dos. La de aventuras que nos han mostrado. Os queda mucho por aprender. Mateo ya está integrado, ya sabe de qué va pero acostumbraros a que quizá habrá días que a la jefa mejor no cabrearla y habrá días que estará de lo más receptiva.
Su explicación sobraba pero no nos molestamos por ello. Es Álvaro, ya sabemos de qué palo anda.
-Hoy se te ve tranquilita.
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Tu amor, a un acorde de guitarra
RomanceNos conocimos en 2007, un día común de julio... Mi nombre es Javi Álvarez. En 2007 me dieron el mejor trabajo del mundo, ser guitarrista de una cantante conocida mundialmente: Laura Montes. Me enamoré de ella perdidamente pero parecía que solo era...