Capítulo 33. El fin del ED.

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Al cabo de unos minutos estaban frente a la gárgola de piedra. Calie permanecía con su mirada seria al frente, ignorando todo lo que Umbridge le estaba diciendo aún sujetándola con fuerza.

— ¡Meigas Fritas!— exclamó la profesora Umbridge. En ese momento llegaron Harry, Ron, Hermione y Neville detrás de ellas, sujetados por Crabbe y Goyle.

Calie y la bruja subieron por la escalera móvil de piedra. Enseguida llegaron a la puerta, pero la profesora Umbridge no se tomó la molestia de llamar, sino que entró directamente a la oficina, dando grandes pasos y sin soltar a Calie.

La oficina estaba llena de gente. Dumbledore se encontraba sentado detrás de su mesa, con expresión serena y con sus manos juntas. Cornelius Fudge, ministro de Magia, se balanceaba hacia adelante y hacia atrás sobre las puntas de los pies, junto al fuego.

Kingsley Shacklebolt que estaba situado a un lado de la puerta junto a otro mago; alzó las cejas al ver a Caliope entrar siendo prácticamente arrastrada por Umbridge.
Percy Weasley fue el último en entrar, sosteniendo del uniforme a Cho Chang, quien se veía muy asustada.

En cuanto llegaron frente a la mesa de Dumbledore, Calie se soltó bruscamente del agarre de la profesora. Cornelius Fudge la fulminó con la mirada; la expresión de su rostro transmitía una especie de cruel satisfacción.

— Vaya, vaya— dijo el ministro.

Harry y Calie respondieron con la mirada más asesina que pudieron al escucharlo. Él estaba notablemente molesto, mientras ella, aunque el corazón le latía con violencia, tenía la mente clara y fría.

— Supongo que ya saben por qué están aquí— agregó Fudge.

Harry estaba decidido a responder con un desafiante "Sí.", había despegado los labios y estaba a punto de pronunciar aquella palabra cuando Calie se adelantó.

— No— dijo ella.

— ¿Cómo dices?— preguntó Fudge.

— Dije que no— contestó con firmeza.

— ¿No saben por qué están aquí?— replicó Fudge, entrecerrando sus ojos.

— No, no lo sabemos— declaró Harry.

Fudge miró con incredulidad a la profesora Umbridge. Calie desvió su mirada hacia Dumbledore, quien, con los ojos fijos en la alfombra, hizo un muy leve movimiento afirmativo con la cabeza y un breve guiño.

— De modo de que no tienes idea de por qué la profesora Umbridge te ha traído a esta oficina— prosiguió Fudge hacia Calie, con la voz cargada de sarcasmo—. ¿No eres consciente de haber violado ninguna norma del colegio?

— ¿Norma del colegio?— preguntó Calie—. No.

— ¿Ni algún decreto ministerial?— puntualizó Fudge con enojo.

— Que yo sepa, no— contestó ella con suavidad.

Harry solo miraba a Calie con los ojos bien abiertos. No veía como demonios iban a salirse con la suya; si Cho los había delatado con la profesora Umbridge y le había hablado del ED, él, que era el líder, ya podía empezar a preparar su baúl para su regreso a casa.

— Entonces no sabes que hemos descubierto una organización estudiantil ilegal en este colegio?— continuó Fudge con su voz cargada de profunda ira.

— No, no lo sabía— aseguró Calie fingiendo inocencia y sorpresa.

— Creo, señor ministro— intervino la profesora Umbridge con voz melosa—, que ahorraríamos tiempo si le preguntamos a nuestra informadora.

𝓔𝓼𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓛𝓾𝓷𝓪 (𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora