Capítulo 6. Sala de Menesteres.

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— ¿Cómo lo hiciste?— preguntó Draco.

— ¿Hacer qué?— replicó Calie.

Estaban matando el tiempo. Draco recostado entre las piernas de Calie, mientras ella le acariciaba su cabello.

— La poción— aclaró—. A todos le salió mal, incluso a la cerebrito de Granger...

— Fue el libro, tenía anotaciones y correcciones— dijo Calie sin importancia.

— Es un maldito tramposo... Yo debí obtener ese premio, todo hubiera sido más fácil— se quejó Draco.

— ¿Usar Felix Felicis para asesinar a Dumbledore? Estás demente.

— Bueno, de alguna forma debo de hacerlo... ¡Además! ¡¿Cómo se atreve ese vejestorio a minimizarte?! ¡Eres la mejor de la clase! ¡Y solo porque era Potter se la dio, estoy seguro!— agregó Draco de una manera tan rápida que Calie solo entendió la mitad de todo lo que dijo.

— Ya olvídalo, ya pasó— dijo Calie, pasando sus manos por su rostro.

— ¿Olvidarlo? ¿Cómo quieres que lo olvide? Fue una decisión estúpida, es injusto... hubiera sido mejor ganarla nosotros— replicó Draco.

Calie rodó los ojos, giró su cabeza y miró el reloj
—. Draco...

— ¿Mhm?

— Es hora— anunció.

Draco se levantó de la cama y ella hizo lo mismo. La tomó de la mano y caminaron hacia la puerta pero, antes de que Draco la abriera, lo detuvo.

— ¿A dónde iremos? ¿Sabes dónde está?— preguntó en voz baja.

— Ya hemos estado allí, debemos ser cautelosos, nadie debe vernos— indicó Draco, sin soltar su mano.

Calie asintió y ambos salieron, cerrando la puerta con cuidado de que no los escucharan. La sala común estaba totalmente vacía, solo el sonido de las chispas del fuego en las chimeneas reinaba en el lugar.

Caminaron por los solitarios pasillos del castillo en completo silencio, solo sus pasos resonaban por las paredes. Evitaron exitosamente a los prefectos y al celador Filch, hasta que llegaron al séptimo piso.

— No los había visto— dijo Calie en un susurro, señalando una jaula con pequeños pájaros.

— Ni yo— respondió Draco.

— La sala de menesteres— susurró Calie.

Habían llegado al frente de aquella pared con tapiz. En silencio, Draco logró que apareciera una puerta frente a ellos y aún sin haber soltado su mano, entró junto a ella.

— ¿Qué...?

— La Sala de Objetos ocultos— interrumpió Draco.

El lugar estaba lleno de cosas de todo tipo. Muchos de los objetos parecían obsoletos, como si hubieran sido abandonados y acumulados durante décadas, tal vez siglos en esa gran habitación.

Juntos recorrieron la habitación, hasta que Calie de pronto soltó su mano y giró a su derecha.
— Ahí está— dijo en un susurro.

 — Ahí está— dijo en un susurro

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𝓔𝓼𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓛𝓾𝓷𝓪 (𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora