Capítulo 21. El Ejercito de Dumbledore.

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Al día siguiente, cuando las clases terminaron, Calie junto a los chicos caminaron hacia la misma pared. Ella miraba al frente, apretando los puños.

"Necesitamos un sitio donde aprender a luchar—pensó—. Muéstrame el sitio donde vamos a practicar, donde no nos podrán encontrar..."

Al instante, la gran puerta apareció frente a ellos y entraron. En el lugar, había al menos unas veinte personas, de todas las casas y cursos.

— Muy bien— dijo Harry al verlos llegar—, ¿empezamos a practicar?

— No perdamos más tiempo— contestó Calie avanzando al frente del salón junto a Harry—. He pensado que lo primero que que deben practicar es el expelliarmus, es decir, el encantamiento de desarme— dijo mirando a todos.

— ¿Un encantamiento de desarme? No creo que nos ayude mucho si tenemos que enfrentarnos a Quien-tú-sabes— exclamó un chico llamado Zacharias Smith.

— Ella tiene razón, yo lo utilice contra él, lo utilizamos— contestó Harry con serenidad— en Junio, ese encantamiento nos salvó la vida.

El chico se quedó callado, y Calie lo miró fijamente— Pero si crees que está por debajo de tus conocimientos... puedes marcharte—añadió Calie, levantando su cabeza, en modo de superioridad.

Smith no se movió. Los demás tampoco, mientras Draco, Theo, Blaise y Pansy miraban a Calie con una sonrisa orgullosa en sus rostros.

— Bien— dijo Harry al notar el silencio—. Primero practicaremos individualmente y luego lo haremos en parejas, ¿empezamos?— preguntó mirando a Calie.

Ella sonrió— A tu señal, Potter— dijo jugando con su varita en sus manos.

Luego de mostrarles la manera correcta de realizar el encantamiento, uno por uno fueron pasando e intentaron desarmar al maniquí. Calie y Harry comprobaron que habían hecho bien en practicar los hechizos elementales en primer lugar, pues la mayoría estaban teniendo problemas con eso.

— ¡Muy bien! Ahora todos busquen una pareja para practicar— ordenó Harry, todos inmediatamente buscaron a alguien.

— Draco, tu práctica con Theo— dijo Calie, mirando a su mejor amigo.

— ¿Tú con quién estarás?— preguntó Draco frunciendo el ceño.

— Ayudaré a Longbottom, vamos, quiero verlos practicando— contestó con una sonrisa y se dio la vuelta para llegar con Neville.

Llegó a un lado de Neville, este solo la miró nervioso— Tú practicarás conmigo— le dijo Calie—. Muy bien, contaré hasta tres: uno, dos, tres...

De pronto, la sala se llenó de gritos de ¡Expelliarmus!
Las varitas volaban en todas las direcciones, los hechizos mal ejecutados iban a parar contra los espejos y rebotaban, causando que tuvieran que agacharse evitando ser alcanzados y lastimados.

Calie era demasiado rápida para Neville, cuya varita saltó de su mano; giró sobre sí misma, golpeó el techo produciendo una lluvia de chispas y cayó a lo lejos del salón, de donde Calie la recupero con un encantamiento convocador.

Algunos si conseguían desarmar a sus oponentes, era el caso de Draco y Theo, y otros solo lograban que saltaran hacia atrás unos pasos o que hicieran muecas de dolor cuando el débil hechizo los golpeaba.

¡Expelliarmus!— exclamó Neville, había tomado a Calie desprevenida mirando a Draco, y la varita saltó de la mano de ésta— ¡LO HICE CALIE, LO LOGRÉ!— gritó emocionado— No lo había hecho nunca, ¡LO HE CONSEGUIDO!

𝓔𝓼𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓛𝓾𝓷𝓪 (𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora