Capítulo 6. R.A.B

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Una fina capa de grasa cubría todas las mesas, pero al menos el local estaba vacío.

Harry se sentó en una mesa y Calie se quedó a su lado, enfrente de Hermione, sintiéndose un poco incómoda al estar de espaldas a la entrada. No le hacía ninguna gracia quedarse sentada, pues Draco, Theodore, Lupin, Tonks y el resto de personas que estaban en la boda no dejaban de llegar a su mente. Pasados unos minutos, Ron fue el primero en romper el silencio:

— Pues el caldero chorreante no queda muy lejos. Está en Charing Cross.

— ¡No podemos ir, Ron!— saltó Hermione.

— No propongo que nos quedemos allí, sólo que vayamos para enterarnos de que está pasando.

— Ron, sabemos lo que está pasando— dijo Calie con seriedad—. Él ya se apoderó del ministerio, ¿qué más necesitamos que nos digan?

— Solo era una idea...

— ¿Y todas las personas de la boda?— preguntó Harry— Debemos volver...

— Te están buscando, Harry— respondió Calie sin mirarlo.

— Solo los pondríamos en peligro— agregó Ron.

— Tienen razón— susurró Hermione.

Volvieron a sumirse en un incómodo silencio. La camarera, que mascaba chicle sin parar, se acercó a la mesa. — ¿Café?— preguntó.

— Un capuchino, por favor— dijo Hermione con amabilidad.

— ¿Tú?— preguntó la camarera bruscamente hacia Ron. Calie frunció el ceño y la miró con desdén.

— Ah... lo que pidió ella— vaciló Ron.

— Igual— dijo Harry cuando la camarera lo miró a él.

— Yo no quiero nada— anunció Calie a secas antes de que la chica si quiera la mirara.

— ¿A dónde iremos entonces?— preguntó Ron en voz baja cuando la camarera se fue.

— No lo sé, es peligroso— dijo Hermione—. Si Voldemort tomó el ministerio no hay lugar seguro. Todos los invitados se la boda tendrán que esconderse.

— Mi mochila con todas mis cosas— interrumpió Harry—, la dejé en la madriguera.

Hermione negó. Una alarma resonó en el lugar, y un par de fornidos obreros entraron en la cafetería. Calie los siguió con la mirada, sintiendo que algo estaba mal.

— ¿Estás bromeando?— preguntó Harry.

— Empaque todo lo esencial hace días, por si acaso...

La castaña dejó de escuchar la conversación y se puso en alerta. Entonces, los dos obreros hicieron el mismo movimiento a la vez, y Calie los imitó velozmente.

— Abajo— susurró Calie.

Un instante después, los tres enarbolaban sus varitas mágicas. Harry y Ron, que tardaron unos segundos en comprender que estaba ocurriendo, se lanzaron por encima de la mesa y, de un empujón, tumbaron a Calie y a Hermione de la silla donde estaban sentadas.

La potencia de los hechizos de los mortífagos destrozó la pared alicatada en el mismo punto en que un momento antes se hallaba la cabeza de Ron. Harry no dejó que Calie se levantara y él se lanzó hacia los hombres y gritó:

¡Desmaius!

Un gran chorro de luz roja golpeó la cara del mortífago rubio, que se desplomó inconsciente. Su compañero, sin saber quién disparaba el hechizo, disparó contra Ron.

𝓔𝓼𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓛𝓾𝓷𝓪 (𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora