Capítulo 25. Final Prisionero de Azkaban.

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Después de la breve discusión, los Avery abandonaron la mansión, dejando a Caliope al cuidado de Adam y los elfos domésticos. Al día siguiente, la castaña salió de su habitación para pasear por el jardín del lugar. Se sentó en una de las bancas que ofrecía vista a las grandes montañas. Después de un tiempo contemplando, percibió la llegada de alguien a su lado; era Adam, que sin decir nada, acompañó a la castaña en su soledad. Después de unos minutos, Caliope rompió el silencio con un tono melancólico en sus palabras.

— ¿Tú lo sabías? —preguntó Calie sin mirarlo; Adam se tensó ante la pregunta— Tranquilo, no podría molestarme contigo —le dijo suavemente.

— Lo supe en cuanto llegaste esa noche —contestó Adam bajando la cabeza.

Calie se giró para verlo.

— ¿La conociste? A mi madre —preguntó.

Adam la miró y negó con la cabeza.
— No tuve el placer. Tu madre se había alejado de la familia antes de que yo llegara con los señores Avery —contestó Adam.

— Todo parece una locura, es como si nunca hubiera existido —dijo la castaña, soltando una risa sarcástica.

— Ella se unió junto a tu padre en la lucha contra el señor tenebroso, Calie —soltó Adam, tomó aire y siguió— no hubiese habido ningún problema con eso, solo que... debido a su posición, eso la condenó.

— ¿Su posición? ¿Qué quieres decir con eso? —preguntó la castaña, visiblemente confundida.

— Ella era mortífaga —Caliope alzó las cejas ante la noticia—. Traicionó a los suyos cuando se enamoró de tu padre, lograron mantenerlo en secreto hasta que la descubrieron poco después de la guerra —explicó Adam.

Caliope llevó sus manos a su rostro, recargando sus codos en las rodillas.

— Quisiera poder decirte más —le dijo Adam, poniendo su mano en el hombro de la castaña.

— No te preocupes, Adam —dijo Calie mientras giraba para verlo, poniéndose de pie—. Prefiero no saber más. Nada de lo que hiciera la traería de vuelta, ¿para qué me esforzaría? Por ahora, quien me preocupa es mi padre.

Sin decir más, Caliope se alejó del lugar; Adam se puso de pie para seguirla hacia la mansión. La tristeza flotaba en el aire, cargando la revelación con un peso aún más sombrío.

En su habitación, Caliope se prepara para dormir cuando una lechuza entró por el balcón con una carta para ella. La castaña sonrió al darse cuenta quien la había enviado. Rápidamente abrió el elegante sobre y leyó:

"Campeona, Avery

Sé que es pronto para comunicarme, hablé con mis padres y están contentos de recibirte para los mundiales de Quidditch, te escribiré.

—D.M"

Caliope no podía ocultar su sonrisa; Draco había despertado nuevos sentimientos en ella, y compartir parte del verano con él la llenaba de emoción. Se acomodó entre sus sábanas con pensamientos de él rondando en su mente, y, después de reflexionar un tiempo, se sumió en un sueño profundo y reparador.

Al inicio de su primera semana de vacaciones, Calie se encontraba desayunando sola en el gran comedor de la mansión Avery. Su día estaba repleto de clases extras y entrenamientos que Ronan había preparado para ella. La castaña no podía dejar de sentir la ausencia de los Avery. No es que hubieran sido unos "padres" presentes anteriormente, pero en esta ocasión todo parecía inusualmente más extraño.

Deseaba con su alma estar con su padre, con sus amigos. Su mente se abrumaba con pensamientos sobre lo que le faltaba por descubrir, y anhelaba con ansias la llegada de los mundiales de Quidditch para salir de la mansión. Decidió tomarse su tiempo y asimilar todo, preparándose para lo que podría venir en su siguiente año en Hogwarts. La incertidumbre pesaba sobre ella, y se preguntaba, con un dejo de dramatismo, ¿qué podría ser peor?

 La incertidumbre pesaba sobre ella, y se preguntaba, con un dejo de dramatismo, ¿qué podría ser peor?

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𝓔𝓼𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓛𝓾𝓷𝓪 (𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora