Capítulo 3. Los Siete Potters pt.2.

1.3K 114 22
                                    

27 de Julio de 1997.
Previo a la batalla.

— ¿Nerviosa?— preguntó Theo, en un intento de disipar sus propios pensamientos.

— Te mentiría si dijera que no— respondió Calie, mientras miraba el anochecer frente a ella.

Se encontraban aún en la habitación, esperando la llamada de Voldemort para salir hacia la ubicación acordada.

— Bueno, ya no me siento tan mal— comentó Theo.

— ¿Crees que lo hayan hecho?— preguntó Draco, quien también tenía su vista hacia el cielo con sus manos sobre el barandal del balcón.

— Confío en que sí, le dije a mi padre que apoyara la idea de Mundungus, solo así pueden tener más posibilidades de que no los asesinen— contestó Calie.

— ¿Con quién irá el verdadero?— inquirió Theo con el ceño fruncido.

— Hagrid— dijo Calie en voz baja—. Tiene sangre de gigante, los maleficios no lo asesinan, solo lo lastiman.

— Así Potter tiene más tiempo de salir con vida de ahí...— susurró Draco. Calie giró su cabeza hacia él y asintió—. Entonces, ¿nosotros?

— Ustedes deben estar cerca de Snape, nadie más se va a preocupar por protegerlos— respondió Calie—. Lanzaran hechizos de vez en cuando, pero fallen a su favor, hieran a la mayor cantidad de mortífagos que puedan y obviamente...

— Sí, protegerlos a ellos— terminó Draco.

— Desviar y defender, ¿no?— comentó Theo dándole una sonrisa a Calie.

Calie sonrió, pero antes de que pudiera responderle, un dolor en su antebrazo la hizo tensarse. Se miraron entre ellos, y entonces confirmaron que era hora de irse.

...

A las afueras del Privet Drive, eran al menos treinta los que se encontraban en posición, listos para emboscar a la Orden.

Calie, Draco y Theodore al igual que muchos de los mortífagos estaban utilizando sus escobas para volar. Mientras que Snape, Bellatrix, otros pocos y el mismo Voldemort utilizaban la magia tenebrosa para hacerlo.

— Ellos estarán bien— dijo Snape en voz baja.

Sin embargo, Calie, no muy convencida, solamente lo miró y asintió. Quería protegerlos a todos, pero sabía que era algo prácticamente imposible. Tanto ella, como los chicos solamente podían limitarse a desviar los maleficios, ya que si alguno de los mortífagos los atraparán defendiéndolos, probablemente sería lo último que llegarán a hacer... y no, no era el momento de morir, al menos no aún.

Calie tomó un gran respiro y luego soltó el aire. «Solo es un partido de quidditch» se dijo a sí misma. Giró a su derecha y Draco ya estaba mirándola. Ella, debajo de la máscara que cubría su rostro, sonrió. Y él hizo lo mismo.

— ¡¡Ahí están!!

El grito de uno de los mortífagos los hizo ponerse en alerta. Al ver que se acercaban, Calie sintió un poco de alivio al ver que habían aceptado su idea.

— ¿Cuál es el verdadero, Potter?— preguntó Dolohov.

— ¡Ahora! ¡Ataquen a los acompañantes! ¡Potter me pertenece!— ordenó Voldemort y giró hacia Calie— Encuentra al auténtico o el primero en morir será tu padre...

Así fue como más de treinta emboscaron a catorce miembros de la Orden...

Chillidos, unas llamaradas de luces verdes por todos lados... Hagrid soltó un grito y la motocicleta se puso boca abajo. Harry perdió el sentido del espacio: veía los faroles de la calle por encima de la cabeza, oiga un montón de gritos alrededor y se aferraba desesperado al side-car. Hagrid aceleró y Harry vio como el montón de mortífagos se dispersaban ante la motocicleta, que arremetía a toda velocidad contra el círculo que habían formado.

𝓔𝓼𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓛𝓾𝓷𝓪 (𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora