Caliope Avery, una brillante estudiante de Durmstrang, ve su mundo transformado al ingresar a Hogwarts. Su vida da un giro cuando tiene su primer encuentro con Harry Potter.
Entre secretos familiares ocultos, peligros y misterios revelados, Caliope...
El día 24 de noviembre llegó, por la mañana Calie se encontraba llena de nervios. Se hizo un peinado semi-recogido y se colocó el uniforme que le habían entregado el día anterior: unos pantalones gruesos negros que le quedaban ajustados en sus caderas y sueltos después de los muslos, junto a una camiseta de manga larga deportiva ajustada con los colores de Slytherin. Encima de todo, llevaba una túnica negra con detalles en los mismos colores y su nombre.
Cuando bajó a la sala común, fue recibida por aplausos de sus compañeros de casa. Caminaba con una mirada seria entre ellos mientras asentía en agradecimiento por su apoyo. Theo llegó a su lado y la ayudó a salir del gentío. Del otro lado, se encontraron con Blaise y Pansy. Juntos salieron hacia el comedor, enfrentando el día con una mezcla de determinación y nerviosismo.
En el desayuno, Draco se les unió, todos estaban tensos y nerviosos por la primera prueba, Calie solo miraba su plato mientras jugaba con la comida.
— No has comido nada, debes hacerlo, la prueba es en unas horas— le dijo Theo mirándola con preocupación.
— No tengo apetito— respondió Calie mirándolo haciendo un puchero.
— Theo tiene razón, debes tener algo en el estómago— replicó Blaise.
Antes de que Calie pudiera decir algo, Snape llegó a la mesa mirando a todos seriamente antes de hablar.
— Ssñorita... Avery— la llamo Snape— Necesito que me acompañe, ahora mismo.
Sin decir nada, Calie se puso de pie y siguió al profesor. Caminaron hasta llegar a un pasillo vacío; Snape, con una seña, le pidió que parara y desapareció por un momento, entrando a un salón. Rápidamente regresó y miró seriamente a Calie.
— Tienes 10 minutos. Debes estar en la carpa de campeones a tiempo para la prueba — le dijo Snape, indicándole con un movimiento de cabeza que pasara.
Calie lo miró confundida pero obedeció. Al cruzar la puerta, su corazón se detuvo unos segundos, pero rápidamente empezó a palpitar rápidamente. Sintió cómo las lágrimas se le escapaban y, en un abrazo lleno de emoción, envolvió a quien la estaba esperando: su padre, Remus.
La mezcla de sorpresa y alegría se reflejaba en sus rostros mientras disfrutaban de su reencuentro.
— Wow wow, tranquila— dijo Remus entre risas apretando el abrazo—. ¿Creíste que no vendría a tu primera prueba?
— No puedo hacerlo— le dijo Calie separándose del abrazo limpiando sus lágrimas.
— Mi niña— le dijo Remus mientras tomaba su rostro en sus manos—. Eres la mejor bruja de tu edad, claro que puedes.
— Tengo miedo, papá— replicó Calie mientras soltaba unas lágrimas.
— Y sería estúpido que no lo tuvieras—. Respondió Remus limpiando sus lágrimas—. Recuerda que el miedo nos hace hacer cosas impresionantes, úsalo a tu favor.
— ¿Estarás viéndome?— preguntó Calie.
— Estaré en el palco de profesores, Dumbledore convenció a Bagman de que yo era un gran fanático del torneo y logró que estuviera en la primera prueba como espectador— respondió Remus—. Estaré ahí para ti.
El sonido de Snape tocando la puerta los hizo saber que su tiempo había terminado, Remus la miró a los ojos y se acercó a ella para dejar un beso en su frente. — Te veo en el campo, mi campeona, suerte— se despidió Remus.
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