Capítulo 2. Los Siete Potters

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La última semana del mes de Julio comenzó y la tensión en la mansión Malfoy era cada vez más palpable.

El día de la reunión de los mortífagos con Voldemort llegó.

— ¿Lista?— preguntó Draco, mientras Calie le anudaba la corbata.

Ella levantó su mirada y sonrió— Estamos juntos en esto, ¿si?— respondió acariciando su mejilla.

— No me gusta que tengas que quitártelo...— señaló Draco cabizbajo, al tomar su mano izquierda y verla sin su anillo puesto.

— Lo sé, a mi tampoco— dijo en voz baja—. Pero solo es cuestión de tiempo, debemos ser pacientes...

Theo, ya listo con su traje negro entró a la habitación.
— ¿Listos? Creo que ya están todos abajo— comentó.

— Andando— respondió Draco.

Los tres se reunieron primero con Narcissa en el pasillo antes del comedor, y luego de unas cuantas instrucciones, entraron con los otros mortífagos.

Mientras tanto, frente a la mansión, Severus Snape apareció de la nada y se acercó presuroso a la puerta de entrada, que se abrió hacia adentro, aunque no se vio que nadie la abriera

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Mientras tanto, frente a la mansión, Severus Snape apareció de la nada y se acercó presuroso a la puerta de entrada, que se abrió hacia adentro, aunque no se vio que nadie la abriera.

El amplio vestíbulo débilmente iluminado, estaba decorado con suntuosidad y una espléndida alfombra cubría la mayor parte del suelo. Se detuvo ante una enorme y maciza puesta de madera, titubeó un poco, y acto seguido; hizo girar la manija de bronce.

El salón estaba repleto de gente sentada alrededor de una larga y ornamentada mesa. Todos guardaban silencio. Cuando sus ojos se acostumbraron a la penumbra, alzó la vista para observar el elemento más extraño de la escena: una figura humana, al parecer inconsciente, colgaba de cabeza abajo sobre la mesa y giraba despacio, como si tendiera de una cuerda invisible, reflejándose en el espejo y en la desnuda y pulida superficie de la mesa.

Ninguna de las personas sentadas en la mesa bajo esa singular figura le prestaba atención, excepto Caliope, Draco y Theo, quienes estaban situados casi debajo de ella, y parecían incapaces de dejar de mirarla.

— Severus... Empezaba a temer que te hubieras extraviado... ven, te reservamos un lugar— dijo Voldemort señalando el asiento que tenía a su derecha.— Tienes noticias, supongo...

La mirada de Snape se conectó por un par de segundos con la de Calie— Sucederá el próximo sábado al anochecer— anunció.

El interés de los reunidos se incrementó notoriamente: unos se pusieron tensos, otros se movieron inquietos en sus asientos y todos miraban alternativamente a Snape y a Voldemort.

— Conque el sábado... al anochecer— repitió Voldemort.

Sus ojos rojos se clavaron en los de Snape, negros, con tal vehemencia que algunos de los presentes desviaron la vista. Sin embargo, Snape le mantuvo la mirada sin perder la calma, y pasados unos segundos, la boca sin labios de Voldemort esbozó algo parecido a una sonrisa.

𝓔𝓼𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓛𝓾𝓷𝓪 (𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora