Capítulo 4. Familia.

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— Me inquieta que aún no se quiten, ya pasaron unos días, ya debieron haberse desvanecido con las pociones, ¿no?— comentó Draco mientras acariciaba la espalda desnuda de Calie, y observaba con atención los hematomas que la adoraban.

Era de noche y estaban acostados en la cama después de haber disfrutado de un encuentro íntimo.

— Tranquilo, se irán pronto— respondió ella con voz suave sobre su cuello.

— ¿Escuchaste lo que dijo Bellatrix?— preguntó.

— Sí, es una locura, pero supongo que... aunque todo esté mal deben buscar la felicidad— respondió Calie.

Se enteraron gracias a Bellatrix que los Weasley iban a celebrar la boda de uno de sus hijos en la madriguera en los próximos días.

— Sí, claro— asintió Draco mirando hacia el techo—. Pero es bastante arriesgado, los mortífagos los tienen en la mira...

— ¿Crees que debieron esperar más?— preguntó ella, mientras hacía círculos sobre el pecho desnudo de Draco.— ¿Que debieron... haber pospuesto la boda?

Draco sintió un pinchazo en el pecho. Sabía que lo que había dicho la hizo sentir un poco mal, ya que ellos estaban en la espera de una fecha para poder celebrar su boda con las personas correctas.

— No es eso, cariño— respondió en voz baja—. Eso lo que... me saca de quicio que ahora todos tengamos que ir cuidando cada paso que demos.

— Lo sé— lo tranquilizó—. Pero, la vida tiene que seguir. Este es el mundo en el que vivimos ahora.

— Por ahora— la corrigió Draco, bajando su mirada para ver sus ojos verdes—. Todo esto es temporal, te lo juro. No importa lo que tenga que hacer, te daré un mundo en donde podamos vivir felices juntos, y sin miedo.

— Confío en que así será— susurró Caliope, sosteniendo su mirada. Una sonrisa leve se dibujó en sus labios mientras acariciaba suavemente el rostro de Draco—. Sé que lo harás.

Draco la abrazó con fuerza, como si temiera que pudiera desvanecerse en cualquier momento.

Sentía su calor, su cercanía, y eso le daba la fuerza que necesitaba. Después de unos segundos en silencio, se separó lo suficiente para mirarla a los ojos, buscando en ellos la seguridad que solo Caliope le podía ofrecer.

— ¿Te has imaginado cómo será nuestra futura familia?— preguntó Draco, sus dedos jugueteando con un mechón de su cabello que había vuelto a su natural color castaño oscuro—. Quiero saber cómo te lo imaginas.

Caliope cerró los ojos por un momento, permitiéndose soñar. Cuando los abrió, su mirada estaba llena de esperanza.

— Me imagino una enorme casa...— comenzó, su voz suave y llena de ilusión—. Con un jardín grande, lleno de flores. Y nuestros hijos corriendo por ahí, riendo y jugando sin preocupaciones.

Draco la escuchaba con atención, cada palabra de Caliope pintando un cuadro perfecto en su mente.

— Me imagino las noches...— continuó ella, su mano ahora en el pecho de Draco, sintiendo los latidos de su corazón—. Sentados frente a la chimenea, contándoles historias sobre estos tiempos difíciles, pero siempre asegurándoles que, todos pueden encontrar su propio final feliz.

— Y les contaremos nuestra historia— respondió Draco, su voz cargada de emoción—. Evitando la parte donde fui un idiota, claro— agregó. Calie rió rodando los ojos y él sonrió, apretando un poco sus mejillas—. Y cada noche les recordaremos lo afortunados que somos de tenerlos...

𝓔𝓼𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓛𝓾𝓷𝓪 (𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora