Capítulo 3. El Callejón Diagon.⚠️🔞

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Los días avanzaron, y el juicio de Lucius Malfoy falló en su contra, siendo sentenciado a veinticinco años de prisión en Azkaban. Draco no tuvo la oportunidad de hablar con él, en cuanto el juez dio por finalizado el juicio; los aurores se llevaron a Lucius de regreso a Azkaban y la prensa fue directamente a Narcissa, cosa que lo tenía de muy mal humor.

Pero no tenían tiempo para lamentarse, Voldemort cada vez exigía más. Y era hora de la participación de Draco y Theo en las misiones.

Habrían sido unas felices y tranquilas vacaciones en la mansión de los Malfoy de no ser por las desapariciones y muertes que los mortífagos estaban provocando en el país y que aparecían casi a diario en El Profeta.

En la última, Calie se había quedado en casa por órdenes de Draco. Era un día oscuro y lluvioso, tenían la orden de atacar y asaltar el Callejón Diagon. Ella estaba muy preocupada, ya llevaban horas afuera y no podía aparecerse en el lugar, ya que tenía a varios de los mortifagos vigilándola. Las horas avanzaban y no tenía noticias de ellos, luego de darse un baño, Calie decidió salir al jardín y caminó hasta el límite de los terrenos, luego de unos minutos, decidió regresar a la habitación y miraba el cielo desde el balcón.

— Te estuve buscando— escucho de esa fría voz.

— Pues aquí estoy— respondió ella, de la misma forma.

— Te dije que no quería que salieras de la habitación.

— Necesitaba un poco de aire fresco— dijo Calie, sin mirarlo.

Draco soltó un pesado suspiro y se acercó más a ella, abrazándola por la espalda.— Discúlpame— le dijo en un susurro, sobre su cuello.

— Tuve mucho miedo de que algo les hubiera pasado— respondió Calie en voz baja, tomando una de las manos de Draco—. ¿Cómo está, Theo?— preguntó elevando su mirada hacia él.

— Nott está bien, fue directamente a darse una ducha.

Calie se giró y colocó sus manos sobre el pecho de Draco. Él la tomó de la cintura y la acercó más, pegándola a su cuerpo.

— ¿Y tú estás bien?— preguntó acariciando su rostro.

— Ahora lo estoy— respondió Draco, cerrando sus ojos al contacto de la cálida mano de Calie sobre su mejilla— Relájate, fue una misión bastante simple, nada malo iba a pasar— agregó al abrir los ojos; acariciando su mano.

— Nada de esto es simple, Draco— replicó.

— No debes preocuparte tanto por mí— dijo acariciando su cintura—. Cuando sea necesario, me voy a defender.

— Lo sé, lo sé— respondió Calie recargando su frente en su pecho—. Sé de lo que eres capaz, pero no puedo evitar preocuparme por ti.

— Todo saldrá bien, cariño— dijo acariciando su cabello con su mano izquierda—. Para mí, para ti y para nosotros.

Calie apretó los labios y asintió.— ¿Estás cansado?—preguntó elevando su mirada.

— Un poco, pero se me pasará, solo necesito tu cariño— respondió sonriendo y le dio un beso en la frente.

— Sigo molesta porque me dejaste bajo vigilancia... encerrada en la habitación— le reprochó Calie, arqueando una ceja.

Draco la miró con seriedad, luego sonrió y no pudo evitar reír un poco— Tenía que asegurarme de que a mi chica no se le ocurriera seguirnos, pero seguro que no pasó por tu mente, ¿o sí?— inquirió elevando sus cejas.

Calie pasó su lengua por dentro de su mejilla y rodó los ojos—. Por supuesto que no— respondió sarcásticamente.

Draco negó con la cabeza e inesperadamente para ella, se inclinó un poco, pasó un brazo por debajo de los glúteos de Calie y la elevó. Ella sonrió; cruzó sus piernas sobre su abdomen y escondió su rostro en su cuello.

𝓔𝓼𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓛𝓾𝓷𝓪 (𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora