Capítulo 13. Buscando la Verdad.

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Una semana transcurrió desde el fatídico incidente en el partido de Quidditch. Calie yacía aún en la cama de la enfermería. Aunque ya podía moverse con relativa facilidad, el dolor aún persistía.

Era un miércoles sombrío cuando Calie, sumida en el sueño, revivió la pesadilla. Ante ella se materializó una figura envuelta en sombras, cubierta por una capa y enmascarada, justo cuando la puerta se abrió bruscamente, inundando la habitación con una luz penetrante. Al girarse, se encontró con la imagen desgarradora de sus padres luchando contra el intruso. Una voz desconocida, susurrando, le instó: "Busca la verdad", erizando la piel de la castaña. Gritos de dolor la arrancaron de la escena, volviendo su atención hacia la entrada en el suelo, ahora abierta.
De pie, intentó acercarse, pero todo se desvanecía, como si la realidad misma se desmoronara. Solo alcanzó a escuchar la angustiada súplica de un hombre: "Juliana, no me hagas esto, por favor".
Caliope despertó con lágrimas en los ojos, sintiendo el calor opresivo proveniente de su collar, que ahora parecía arder con una tristeza más profunda.
Envuelta en desesperación, ignoró por completo el dolor que la agobiaba y se puso en pie, dirigiéndose a la oficina del director con pasos apresurados. Ante la imponente estatua, esta comenzó a girarse, revelando un conjunto de escaleras. La castaña ascendió rápidamente, ingresando al lugar con la mirada intrigante de Albus Dumbledore sobre ella.

— Profesor, señor... — musitó la chica, respirando con dificultad mientras el dolor persistía. Dumbledore se levantó de inmediato y la ayudó a sentarse.

— ¿Qué sucede, señorita? — preguntó el anciano con suavidad, intentando calmarla.

— Necesito su ayuda — soltó la castaña entre lágrimas —. No sé qué está ocurriendo, esto me atormenta en pesadillas — mostró el collar —. Vi a mis padres y luego una voz me instó a buscar la verdad. No tengo a dónde acudir, por favor — suplicó, secándose las lágrimas de las mejillas.

En ese instante, entró Snape, visiblemente preocupado, deteniéndose al percatarse de la presencia de la chica con el director.

— Albus — dijo con mirada severa —. Las condiciones del hechizo están casi completas; creo que es preciso hacerlo ahora.

La castaña levantó la mirada, alternándola entre ambos adultos.

— Caliope — habló Dumbledore, haciendo que ella lo mirara a los ojos —, ¿aceptas la verdad?

— Sí...sí — contestó la chica, tomando con su mano derecha el collar, mientras un aura de suspenso se tejía en el aire.

— Caliope, hay algo que debes saber, algo que ha estado oculto en las sombras durante mucho tiempo.

— ¿De qué se trata, profesor Dumbledore? — preguntó la castaña, ansiosa.

Dumbledore la miró con ojos llenos de empatía y puso sus manos sobre los hombros de la chica para estabilizarla ante lo que iba a revelar.

— Hace diez años, tu vida tomó un giro oscuro y trágico — dijo el anciano, tomando un gran suspiro antes de continuar —. Tus padres no son Ronan y Jordana Avery, como te hicieron creer.

Caliope abrió la boca, levantando las cejas por la impresión de lo que acababa de escuchar.

— ¿Qué quiere decir, profesor?

— Fue un mortífago, Caliope. — Interrumpió Snape, acercándose a la chica —. Tu madre fue asesinada frente a ti y a tu padre, Remus Lupin, por su condición de hombre lobo. Un peligro inminente para todos ustedes.

— ¿Él es mi padre? ¿Un mortífago? Pero... ¿por qué no lo recuerdo? — preguntó Caliope con incredulidad.

— Tus tíos, querida Caliope, tomaron una decisión difícil. Para protegerte, alteraron las memorias tuyas y de tu padre. El recuerdo de aquella noche se desvaneció, pero al parecer la verdad ha persistido en ti.

— ¿Mi madre... muerta? ¿Por un mortífago? — dijo con voz entrecortada, dejando caer las lágrimas.

— Sí, y tu padre, para protegerte, aceptó el sacrificio de sus recuerdos. — le dijo Snape, tomando su mano — La condición de hombre lobo lo convertía en un peligro constante para ti.

— Entonces Ronan y Jordana, ¿quién es realmente son ellos? — preguntó la castaña.

— Ronan es hermano de tu madre, son tus tíos. — le respondió Snape, arrastrando las palabras.

Aumentando su ansiedad, Caliope comenzó a respirar rápidamente, y después de unos minutos, miró a los hombres.

— ¿Por qué? — dijo con los ojos llenos de dolor.

— Porque mereces conocer la verdad, Caliope. Aunque la oscuridad ha tocado tu pasado, debes enfrentarla para construir tu futuro. Llegaste aquí para encontrar la verdad.

— Entonces, ¿él lo sabe? — dijo bajando su cabeza, casi susurrando.

— Me temo que no — dijo Dumbledore —. Su condición hace que el hechizo de memoria sea más intenso. En cambio, poco a poco irás recuperando tus recuerdos ahora que sabes la verdad.

El director comenzó a avanzar hacia su escritorio.

— Si así lo deseas, puedes acercarte a él. El collar que ambos llevan en su cuello contiene sus memorias, pero solo se abrirán si ambos buscan la verdad.

— ¿Qué tengo que hacer? — preguntó la castaña, poniéndose de pie con ayuda del profesor Snape.

— Por ahora, seguir descansando. — dijo Dumbledore, lanzándole una mirada severa — Luego, toma tu tiempo. Medítalo, acepta tu historia, querida. Y recuerda, incluso en la oscuridad, siempre hay una luz que guía el camino.

Al regresar a la enfermería, Snape preparó con esmero una taza de té, cuidadosamente mezclado con una pizca de poción para inducir el sueño. Cuando la adolescente cayó en un sueño profundo, el profesor acercó una silla y se sentó junto a la camilla, sumergido en la lectura de un libro. Sin reconocerlo abiertamente, esa pequeña castaña había reavivado en su corazón algo que él creía extinto, tejiendo un vínculo tierno y singular entre ambos.

𝓔𝓼𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓛𝓾𝓷𝓪 (𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora