Capítulo 21. ¿Traición?

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Se narra la perspectiva de Harry:

Harry se levantó con dificultad y miró alrededor en busca de su varita, aturdido pero decidido a volver a la persecución. Sin embargo, mientras palpaba a tientas entre la hierba comprendió que era demasiado tarde.

Ellos ya habían logrado desaparecerse fuera de los límites del colegio.

— ¡Hagrid!— masculló mirando hacia la cabaña.

Al tratar de levantarse cayó de rodillas; temblaba de la cabeza a los pies, le dolía todo el cuerpo y respirada con dificultad.

— ¿Estás bien, Harry? ¿Estás bien? Di algo, Harry...
La peluda cara de Hagrid estaba sobre la de él. Pudo oler a madera y pelo quemado; estiró un brazo y se tranquilizó al tocar el tibio cuerpo de Fang, que estaba temblando a su lado.

— Estoy bien— dijo entrecortadamente—. ¿Y tú?

— Claro que estoy bien... Soy duro de pelear— Hagrid lo ayudó a levantarse—. No es tan grave— comentó con optimismo al mirar la cabaña—. Gracias a Calie y los chicos no hay mucho que arreglar y este perro viejo— acaricio a Fang—, está bien...

— Hagrid... tenemos que volver— dijo Harry en un hilo de voz.

Harry no le explicó nada. Todavía no podía controlar los temblores. Al fin y al cabo, Hagrid no tardaría en descubrir la verdad.

Mientras dirigían sus pasos hacia el castillo, Harry observó que se habían iluminado muchas ventanas y no le costó imaginar las escenas que seguro estarían desarrollándose dentro del edificio: la gente yendo y viniendo de una habitación a otra, contándose que habían entrado mortífagos en el colegio, que la Marca Tenebrosa brillaba sobre Hogwarts, que debían haber matado a alguien...

Se abrieron paso como sonámbulos entre el gentío y Harry avanzó hasta la primera fila, en donde los estudiantes y profesores habían dejado un hueco.

Oyó el gemido de dolor de Hagrid pero no se detuvo, siguió avanzando despacio hasta el sitio donde yacía Dumbledore y se agachó a su lado. No estaba listo para ver allí, con los brazos y las piernas extendidos, al mago más grande que él había conocido y conocería jamás.

Harry no pudo evitar soltarse a llorar y Ginny se acercó a él y lo abrazó

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Harry no pudo evitar soltarse a llorar y Ginny se acercó a él y lo abrazó.

Mientras tanto, la profesora McGonagall elevó su varita hacia el cielo y de la punta salió una luz blanca que se reflejó en la marca tenebrosa que Bellatrix había dejado en el cielo.

Todos los presentes repitieron su acción en honor a su querido director. Logrando eliminar aquella marca.

 Logrando eliminar aquella marca

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𝓔𝓼𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓛𝓾𝓷𝓪 (𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora