Capítulo 2. La Madriguera.

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El domingo por la tarde, Caliope se hallaba inmersa en la lectura en un sillón en la gran sala, con su equipaje preparado para el viaje. La noticia de abandonar la mansión la había hecho merecedora de una generosa suma de Galeones por parte de los Avery. Ahora, con esos fondos, calculaba que podría sobrevivir cómodamente durante quizás seis meses.

Adam entró en la sala y se aproximó a la castaña, dejando una bandeja con todo lo necesario para preparar té en la pequeña mesa frente al sillón. La escena adquiría un toque acogedor, como si cada detalle estuviera meticulosamente diseñado para brindar un momento de calma antes del viaje.

— ¿Estás segura de irte? ¿Estarás cómoda con ellos? ¿Los conoces lo suficiente? —preguntaba Adam rápidamente, visiblemente nervioso ante la repentina salida de Caliope de la mansión.

— Adam, tranquilo —le dijo Calie mientras se acercaba a servirse un poco de té— estaré bien, Harry me ha contado que son personas agradables.

— Los señores Avery no estaban muy contentos cuando se enteraron, sabes lo que opinan —soltó Adam, revolviendo su té mientras la miraba.

— No me interesa si creen que son "traidores de sangre" —dijo, haciendo comillas con sus dedos mientras rodaba los ojos.

— Lo sé —respondió Adam, haciendo movimientos con su mano restándole importancia— ¿Sabes en qué vendrán a recogerte? Puedo llevarte yo mismo, así estaré seguro de dónde estarás.

— En realidad... no lo había pensado, pero no deben tardar mucho en... —iba a terminar, pero fue interrumpida por el sonido de una explosión y unas llamas verdes que surgían de la gran chimenea. La tensión en la habitación aumentó repentinamente.

Adam se puso de pie rápidamente, protegiendo a Caliope, pero ella se incorporó frente a él con una sonrisa.

— ¡Harry! —gritó la castaña, acercándose al chico de lentes que salía de la chimenea.

— Calie, me da gusto verte de nuevo. Ellos son los padres de Ron, Arthur y Molly Weasley —dijo Harry, señalando a los dos adultos que estaban detrás de él.

— Mucho gusto, señores Weasley —saludó la castaña, extendiendo su mano hacia ambos adultos, quienes con una sonrisa aceptaron.

— El gusto es nuestro, querida —le dijo Molly, acariciando su hombro con ternura.

— ¿Todo listo para irnos? —preguntó Arthur a la castaña, y ella asintió con la cabeza en respuesta.

Caliope se giró hacia Adam. Después de presentarlo a los Weasley, se despidió de él y tomó su baúl para acercarse de nuevo a Harry. La partida estaba a punto de comenzar, llevándola a una nueva aventura.

— ¿Has viajado con polvos Flu, querida? —preguntó Molly a Caliope. Ella, con una expresión visiblemente confundida, negó con la cabeza.

— No te preocupes, Harry, ve con ella —dijo el señor Weasley mientras él y Molly entraban a la chimenea con el equipaje de Calie.

Después de que desaparecieron entre las llamas verdes, Harry tomó la mano de Calie y ambos se adentraron en la gran chimenea. Tomó un puñado de polvo que tenía en un bolsillo y se giró para ver a la castaña, que se mostraba un tanto nerviosa ante el extraño viaje.

— Tranquila, sujeta mi mano, no te sueltes, ¿entendiste? —preguntó, a lo que Calie asintió y apretó más la mano de Harry— Bien, ¡La Madriguera!

Harry gritó fuerte y soltó los polvos flu a los pies de ambos; las llamas se extendieron a su alrededor. Caliope cerró los ojos, y cuando los abrió, se dio cuenta de que ya estaban en otro lugar. Harry soltó su mano y caminó hacia el lugar, sacudiendo su ropa. La castaña lo imitó y se encontró con un lugar realmente impresionante, lleno de magia y calidez.

Caliope no podía dejar de observar con curiosidad el lugar, repleto de muebles y objetos que emanaban una atmósfera gastada pero acogedora. Un conjunto diverso de sillas rodeaban una gran mesa, cada una contando su propia historia. A medida que avanzaba hacia la pequeña sala de estar, notó las escaleras que conducían a lo que imaginaba eran las habitaciones. Antes de que pudiera explorar más, un par de cabezas naranjas se asomaron por las escaleras; eran los gemelos. Calie sonrió y los saludó, y rápidamente bajaron para recibirla en su hogar, dando inicio a un encuentro lleno de alegría y cordialidad.

 Calie sonrió y los saludó, y rápidamente bajaron para recibirla en su hogar, dando inicio a un encuentro lleno de alegría y cordialidad

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Molly anunció con un grito que la cena estaría lista en unos minutos, provocando que todos se dirigieran hacia la gran mesa. Calie se percató de que Hermione ya se encontraba allí cuando bajó, acompañada de Ron y Ginny, quienes la saludaron antes de incorporarse a la mesa. Durante la cena, los gemelos compartían algunos de sus nuevos inventos para su negocio "Sortilegios Weasley", desatando risas entre ellos. Caliope no podía dejar de pensar en la suerte que tenían; eran una familia muy unida, e incluso Harry ya era considerado parte de ella. Agradecía sinceramente por ser recibida tan amablemente en ese cálido y animado hogar.

Cuando llegó la noche, Hermione condujo a Caliope a la habitación que compartirían durante el resto del verano, junto a Ginny. Las chicas charlaban animadamente, emocionadas por el viaje que emprenderían al día siguiente por la mañana. Continuaron hablando hasta que el sueño las venció, sumiéndolas a todas en un profundo y reparador descanso.

𝓔𝓼𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓛𝓾𝓷𝓪 (𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora