Capítulo 18. Primer Corazón Roto.

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El día siguiente amaneció sombrío, con nubes que anunciaban la llegada de una tormenta. Los chicos pasaron el día como habitualmente lo hacían. Calie no había tenido problemas con nadie de Slytherin acerca del Torneo, pero recibía malas miradas y comentarios despectivos por parte de las otras casas.

Durante todo el día, Calie intentó localizar a Cedric sin éxito. Sabía que no podría evitarlo todo el tiempo, así que decidió entrar al comedor con sus amigos. Cuando terminó de servir su plato, vio a Cedric entrar al lugar a lo lejos. Sin embargo, cuando él se percató de su presencia, se dio la vuelta rápidamente para salir. Calie, sin avisar, se puso de pie y salió corriendo detrás de Cedric, decidida a confrontar la situación que se avecinaba.

Luego de perseguirlo por los pasillos, logró alcanzarlo cuando atravesaba uno de los jardines.

— ¡Cedric, basta! — gritó Calie, llegando a su lado.

Cedric se giró, mirándola con molestia.
— ¿Qué quieres, Calie?

— Quiero que me escuches — le dijo Calie, mirándolo seriamente.

— No tengo nada que escuchar. Ahora sé por qué me insistías en no entrar al Torneo — dijo Cedric, molesto.

— ¿De qué diablos estás hablando? — preguntó Calie, indignada.

— No te hagas. Querías entrar al Torneo, por eso siempre buscabas la oportunidad de convencerme de dejarlo — respondió Cedric.

La tensión en el aire era palpable, y Calie se esforzaba por despejar malentendidos en medio de la tormenta emocional.

— No fue así, Cedric. Yo no hice nada, no puse mi nombre en el cáliz — dijo Calie, negando con la cabeza.

Durante la discusión, las gotas de lluvia comenzaban a caer sobre ellos.

— ¡No me interesa escuchar tus mentiras, resultaste igual al resto de los tuyos! — exclamó Cedric, mirándola con desprecio.

— ¿Igual a los míos? — preguntó Calie molesta — ¿Ahora vas a juzgarme?

— No te bastó conmigo y arrastraste a Potter a esto también — replicó Cedric.

— ¡Por Dios, escúchate! — gritó molesta — ¿Qué parte de que yo no hice nada no logras entender? No me interesa ese absurdo Torneo.

La lluvia caía como un reflejo de la tensión que aumentaba entre ellos, un eco melancólico del conflicto que amenazaba con distanciarlos.

— Solo quieres seguir teniendo atención, es lo único que te importa — dijo Cedric, señalándola.

— ¡Ya basta, Cedric! — dijo Calie, con lágrimas en los ojos.

— ¿Qué? Ahora puedes ir a presumir que ganarás el Torneo — contestó Cedric, tratando de avanzar pero fue detenido por la castaña.

— ¿Eso es lo que te preocupa? ¿Que pueda ganarte? — preguntaba, cambiando su expresión de tristeza a una de enojo.

— Sabías lo importante que era esto para mí, necesitaba esto, quería hacerlo para... — decía el castaño.

— ¿Para tener la gloria eterna? ¿Quién es el que necesita atención, ahora? — interrumpió Calie.

— Ganaré ese Torneo contigo o sin ti — dijo Cedric, desafiante.

— Podemos hacer equipo y ganar juntos — propuso ella.

Cedric se burló, haciendo que la expresión de Calie cambiara drásticamente, y con un tono desafiante le dijo:
— O puedes competir contra mí y verme ganar.

𝓔𝓼𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓛𝓾𝓷𝓪 (𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora