Capítulo 12. Dementores y Quidditch.

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La misma pesadilla hizo que Caliope se despertara de golpe, sintiendo un calor en su cuello que pronto identificó como proveniente del collar. Dudó en quitárselo, pero la inquietud la retuvo. Al revisar la hora, descubrió que eran las 5 am. Se levantó de la cama y buscó un conjunto deportivo en su armario para cambiarse. Una vez lista, amarró su pelo en una coleta y tomó la carta que había escrito la noche anterior. Salió de su habitación y bajó a la sala común, notando la ausencia de cualquier otro estudiante mientras se encaminaba hacia la salida, sumida en sus pensamientos.

Caminó hasta la lechucería donde se encontró con Nyx, entregándole la carta antes de ver al ave alzar vuelo. Luego, Calie se dirigió hacia el lago negro corriendo como parte de su rutina de ejercicio. En su camino, pasó por donde se encontraba el gran sauce boxeador. Iba a continuar cuando notó que alguien salía de allí. Logró esconderse detrás de un árbol para observar quién era. Sus ojos se abrieron sorprendidos al notar que era el profesor Lupin. De repente, volvió a sentir el calor en su collar, y al tocarlo, se percató de que él estaba haciendo lo mismo. Cuando el profesor giró en su dirección, Calie se escondió rápidamente. Después de unos segundos, volvió a mirar para encontrarse con el lugar vacío. Sin más, continuó hacia el lago negro para completar su recorrido, sin percatarse de que el profesor la observaba desde una de las columnas del castillo.

Después de llegar al lago negro, se sentó en una de las grandes rocas, reflexionando sobre lo que debía hacer. Estaba segura de que algo la conectaba al profesor Lupin, y estaba decidida a descubrirlo. Revisó su reloj, percatándose de que ya eran las 6:30, y se apresuró a regresar para ducharse y llegar al desayuno en las mazmorras. Mientras caminaba, el misterio que envolvía su conexión con el profesor la intrigaba cada vez más.

Cuando estuvo lista, bajó para encontrarse con los chicos, quienes la esperaban.
— Creo que alguien no durmió muy bien — dijo Blaise, observando las ojeras que se le habían formado a la chica.
— Tuve una mala noche, es todo — respondió restándole importancia.
— Es como la quinceava mala noche que tienes, enana — comentó Theo mientras subía su brazo sobre sus hombros abrazándola.
— Tiene razón, Nott — dijo Draco, poniéndose a lado de la castaña con las manos en sus pantalones — ¿Segura que estás bien?
— Lo estoy, tranquilos, vamos a desayunar que muero de hambre — dijo, haciendo que avanzaran hacia el comedor. La preocupación de sus amigos no pasaba desapercibida, pero Calie optó por ocultar lo que realmente la perturbaba.

Luego de unas clases, llegó la hora del partido de Quidditch; el clima era horrible, con una tormenta y vientos fuertes.
— Vaya clima para mi primer partido — le dijo Calie a los chicos mientras avanzaban hacia el estadio.
— Solo debes evitar que te caiga un rayo y quedes como pan tostado — dijo Blaise intentando aligerar el ambiente, pero se ganó una mala mirada de parte de los tres chicos.
— Tranquila, estarás bien — le dijo Theo, tratando de calmar los nervios de su amiga — aquí nos separamos, ya queremos ver cómo reaccionan todos a tu aparición.
Y es que, en el equipo de Slytherin, decidieron dejar en incógnito quién era su nuevo buscador. Querían llamar toda la atención posible al tener por primera vez a una mujer en el equipo.
— Bien, de todas formas tengo que reunirme con los demás — dijo la castaña, separándose — Los veo después del partido — se despidió con la mano y caminó hacia los vestidores. La ansiedad previa al juego se mezclaba con la incertidumbre sobre lo que podría descubrir en ese proceso.

Al llegar con el resto del equipo, dieron las indicaciones dejándole claro a Caliope que debía conseguir la Snitch dorada antes que Harry Potter, un excelente buscador. Esto solo aumentó la ansiedad de la chica. Cuando les indicaron que se fueran a cambiar, Calie tomó el uniforme que le había entregado Adrian y se dirigió a los vestidores correspondientes a las mujeres del equipo. Al entrar y cerrar la puerta, notó una caja de regalo con envoltura verde y un gran moño negro. Al revisarla, vio que llevaba su nombre, así que decidió abrirla; lo que encontró dentro la hizo llevarse la mano a la boca de la impresión. La incertidumbre del regalo se mezclaba con las expectativas y nervios previos al partido.
Encontró una nota encima y la tomó para leerla.

𝓔𝓼𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓛𝓾𝓷𝓪 (𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora