Capítulo 2. La calle de la Hilandera.

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Los días avanzaron y los mortífagos se movían cada vez más por todo el país, y todo el mundo lo notaba: la gente parecía más triste de lo habitual y el clima era malísimo; aquella fría neblina en pleno julio no encajaba, no era normal. Mientras tanto, Draco y Theo recibían su entrenamiento en la mansión, trabajando con Bellatrix sus habilidades en la magia oscura y por supuesto, Oclumancia.

Por otro lado, Calie, por orden de Voldemort, le tocó asistir a cada incursión junto a los otros mortífagos.

En la ultima ocasión, habían atacado directamente las estructuras muggles, haciendo que el Puente del Milenio colapsara. Fenrir Greyback y un grupo de mortífagos volaron alrededor del puente en un movimiento en espiral para crear la torsión y el pandeo de la pasarela del puente. Los cables de ajuste se rompieron, el puente se onduló y retorció, quedando libre de sus pilares; en última instancia, se dividió por la mitad y cayó violentamente al río Támesis que estaba debajo, matando a cerca de 50 muggles que estaban cruzando el puente en ese momento... todo bajo la mirada de Calie, quien solo esperaba para indicarle a los mortífagos que se retiraran del lugar a tiempo...

— ¿Dónde está Caliope?— preguntó Draco a secas.

— Siguen en Londres, deja de hacer preguntas estúpidas— respondió uno de los mortífagos que se encargaba de vigilar la mansión.

Draco sintió ganas de golpear al sujeto pero se contuvo y mejor decidió buscar a Theo, quien seguramente debía estar igual de preocupado que él. Lo encontró en uno de los balcones que daban vista a la entrada de la mansión Malfoy.

— No debe tardar, ella está bien— dijo Theo al sentir su presencia detrás de él.

— Esto es una mierda, ¿por qué ella?— inquirió Draco caminando hacia él hasta tocar el barandal del balcón.

— La está poniendo a prueba, Calie sabe lo que hace, Malfoy, pero no confío en él...— contestó Theo, apretando sus manos sobre el barandal.

— Yo tampoco, pero es él quien debe confiar en nosotros— replicó mirando hacia enfrente— Nott, ¿crees que Caliope... ya sabes, me ame a pesar de lo que tengo que hacer? A pesar de... ser un asesino.

Theo lo miro y sonrió un poco, queriendo soltar una carcajada. Draco lo miró confundido, elevando una ceja.

— Esa chica ha visto y soportado las peores cosas de ti, Malfoy, eras un idiota antes de ella— dijo Theo.

— No es lo mismo, Nott, ¿qué pasa si no lo logro? Sabes lo que él dijo... tengo la vida de Dumbledore y la de Calie en mis manos— replicó, murmurando lo último.

— Caliope te ama más de lo que tú crees— le aseguró Theo, colocando una mano en su hombro— Y, creo que tú estás bastante seguro de que ella no es como cualquier otra chica

— ¿A qué te refieres con eso?— preguntó en voz baja.

— A que ella no elige la salida fácil.

Draco no respondió, se quedó callado, pensando unos segundos; mirando serio hacia enfrente y luego, inconscientemente sonrió, agachando la cabeza.

—  Malfoy— lo llamó Theo— Mira, ya llegaron, Calie ya debe estar abajo en el vestíbulo.

En la entrada habían aparecido algunos de los mortifagos que habían sido enviados a Londres, con el corazón en la mano, Draco se giró y corrió hacia las escaleras, seguido por Theo...

...

A muchos kilómetros de distancia, la misma fría neblina que se pegaba a todas las ventanas flotaba sobre un sucio río que discurría entre riberas llenas de maleza y basura esparcida. No se oía nada excepto el susurro de las aguas y no se veía otra señal de vida que un escuálido zorro que había bajado sigilosamente hasta el borde del agua para olfatear.

𝓔𝓼𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓛𝓾𝓷𝓪 (𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora