Capítulo 8. El relato de Kreacher.

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— Por supuesto que no.— sentenció Caliope, cruzándose de brazos. Tenía el guardapelo falso en una de sus manos.

Todos se quedaron en silencio. Llevaban más de dos horas discutiendo sobre el guardapelo que Dolores Umbridge había obtenido.

— ¿Qué otra manera hay de conseguirlo?— preguntó Harry, desesperado.

— Potter, solo quieres ir a pararte en el Ministerio. En donde en menos de diez segundos ya te tendrían bajo custodia. ¿Ese es tu plan?— replicó Draco, mirándolo con los ojos entrecerrados.

— Es absurdo.— dijo Theo, con seriedad.

— No tenemos tiempo, no podemos darnos el lujo de armar un plan más elaborado— insistió Harry.

— Y tampoco podemos darnos el lujo de que mueras en cuanto salgas de aquí— espetó Calie, y se levantó de la silla, para luego ir directamente a la puerta y salir de la cocina.

Harry estuvo a punto de levantarse, pero fue detenido por Draco, quien con una mirada le dijo que no y fue él quien, junto a Theo, fueron detrás de la castaña.

— Esto es ridículo, no piensan— dijo Theo en voz baja mientras avanzaban por los pasillos.— Y ya han pasado muchos días, y el tío Lupin no aparece.

— Nos aseguraremos de que vayan al Ministerio de una manera más eficiente— respondió Draco, quien caminaba con una mirada fría—. Después de eso, si Lupin no se aparece, nos iremos. Necesito sacar a Calie de este lugar.

Theo estuvo a punto de responder pero, un golpe seco que venía de los pisos de arriba los hizo detenerse un segundo, para luego subir las escaleras casi corriendo hacia las habitaciones.

— ¡Calie!— la llamó Draco. Tras el silencio, miró a Theo, quien abrió la habitación donde ellos estaban durmiendo, pero sin encontrarla dentro—. ¡Caliope!

— ¡Aquí estoy!— respondió a lo lejos.

Draco resopló y fue hacia la última habitación del pasillo. Abrió la puerta y se quedó quieto observando a su prometida conversando con Kreacher y Dobby.

— ¿Está bien?— preguntó Theo a sus espaldas. Draco no respondió y se hizo a un lado para que entrara a la habitación.

— Estoy bien— respondió Calie—. Dobby me encontró en el camino y decidimos venir para acá. Kreacher está haciendo algo de limpieza aquí y estamos ayudándole un poco.

La castaña y el pequeño elfo tenían un montón de cosas varias sobre la cama. Mientras Kreacher les daba una pasada con un viejo trapo para quitar el polvo a lo que anteriormente estaba en el librero.

— Amo Malfoy— saludó Dobby.

— Ya no soy más tu amo, Dobby, recuerda...— le dijo Draco con una ligera sonrisa, mientras se adentraba a la habitación. El elfo se inclinó un poco con una sonrisa.

— Dobby me contaba cómo robaba galletas en la madrugada para ti— comentó Calie cuando le hizo un hueco a Draco en la cama para que se sentara junto a ella.

Theo, por su parte, fue a donde estaba Kreacher y lo ayudó a subir algunas de las cosas que ya tenía limpias a los estantes más altos.

— No tengo nada que decir en mi defensa— respondió Draco sentándose a su lado.— Oye, Dobby, ¿adivina quién será mi esposa?

Calie sonrió y extendió su mano hacia el más pequeño de los elfos, mostrándole su anillo de compromiso. El rubio la acercó más a él, abrazándola por la cintura y le dio un pequeño beso en la sien.

𝓔𝓼𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓛𝓾𝓷𝓪 (𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora