Capítulo 1. La Invitación.

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Caliope pasó un verano marcado por la monotonía de clases extra y agotadores entrenamientos diarios de defensa. La soledad se apoderaba de ella, apenas viendo a los Avery en cuatro ocasiones durante el primer mes de vacaciones. Sin embargo, la figura reconfortante de Adam le proporcionaba un destello de alivio en medio de la desolación.

Aunque las cartas de Theo, Blaise y Pansy narraban emocionantes aventuras fuera de Inglaterra, la ausencia de Draco Malfoy en sus respuestas la inquietaba. Mientras compartía detalles de sus entrenamientos con su padre por carta, recordándole la importancia de la poción antes de la luna llena, Caliope sentía la ansiedad crecer al notar el silencio de Draco.

En la mitad del sofocante verano, las cartas de todos sus amigos, incluso Harry y Cedric Diggory, llegaban, pero Draco permanecía en un inexplicable silencio. Con los Mundiales de Quidditch a la vuelta de la esquina, la esperanza de una invitación a la mansión Malfoy se desvanecía. Caliope se aferraba a la idea de que Draco estaba simplemente de vacaciones, incapaz de responder sus cartas.

Contando los días para regresar al castillo, el tiempo parecía una eternidad, y las dos semanas restantes se extendían como una agonizante espera para ella.

El Jueves por la mañana, Calie se incorporó de la cama, estirándose perezosamente antes de abrir de nuevo el armario. Evitando el reflejo en el espejo, se vistió con la rutina de siempre antes de dirigirse hacia el desayuno.

Al llegar al comedor, los elfos domésticos, imperturbables ante su silencio, comenzaron a servir su plato. Calie guardaba silencio, consciente de que cualquier protesta podría molestarlos, ya habituados a su peculiar forma de recibir el desayuno. Minutos después, Adam se unió a ella, compartiendo la mesa mientras Calie le relataba las historias contenidas en las cartas de sus amigos. La mañana avanzaba entre bocados y confidencias, creando un momento de tranquilidad.

El timbre resonó en la mansión, y Adam, con rapidez, se levantó para dirigirse a la entrada. Calie percibía risas distantes, acompañadas de respuestas cortantes por parte de Adam. Cuando la imponente puerta se cerró, él regresó al comedor con una expresión confundida dirigida a la castaña.

— Llegó esto para ti —dijo, extendiéndole una carta de color púrpura.

— ¿Por correo? Eso es extraño —respondió Calie, recibiendo el sobre con curiosidad.

— En realidad, llegó a la mansión de los Both. Parece que la lechuza que la trajo no es muy competente en su trabajo —añadió Adam, llevándose una tostada a la boca con indiferencia.

Caliope soltó una risa ligera ante el comentario de Adam acerca de la lechuza, pero su expresión cambió rápidamente al abrir el sobre. Su rostro reflejó una profunda confusión al descubrir el remitente de la misteriosa carta.

"Querida Caliope,

Aunque no hemos tenido el placer de conocernos en persona, estoy segura de que Harry y Ron te han hablado sobre mi. La final de los Mundiales de Quidditch se llevará a cabo el próximo lunes por la noche, y mi esposo Arthur ha obtenido entradas de primera gracias a sus contactos en el Departamento de Deportes y Juegos Mágicos. Los chicos nos han hablado mucho de ti, y con esta carta quiero extenderte una sincera invitación a nuestro hogar para que asistas al evento junto a ellos. Nos encantaría que pudieras quedarte con nosotros lo que resta de las vacaciones de verano.

Esperamos con ansias tu respuesta.

Con cariño,
Molly Weasley.

P.D.: Espero que Errol no cause problemas."

Caliope soltó un suspiro pesado y apartó la carta con decepción. ¿Cómo podía ser que los Weasley la invitaran y Malfoy no? Decidió ignorar la invitación el resto de la semana, aferrándose a la esperanza de recibir alguna noticia reconfortante de Draco, mientras la tristeza se adentraba en su corazón.

Al día siguiente, Calie concluía su última clase de defensa en el jardín cuando avistó a lo lejos una lechuza llegando a su balcón. De inmediato, supo quién era el remitente y no dudó en correr hacia su habitación.

Al ingresar, la lechuza se acercó a ella, entregándole el distintivo sobre negro. Calie acarició al ave cariñosamente, y esta emprendió vuelo de regreso. La castaña, emocionada, comenzó a leer la carta, pero la felicidad se desvaneció en una expresión de profunda decepción.

"Avery

Lamento no haber respondido tus cartas antes, estuve algo ocupado, no podremos asistir a los mundiales de Quidditch, prometo compensártelo en la escuela, lo siento.
Nos vemos en el tren.

—D.M"

Ante las noticias de Draco, la castaña escudriñó su habitación y su mirada se detuvo en esa carta de color púrpura sobre su escritorio. Tras reflexionar brevemente, se puso de pie y se encaminó hacia el escritorio para redactar una respuesta a la señora Weasley. Aunque hubiera deseado acompañar a los Malfoy, no podía culpar a Draco sin conocer la razón de su ausencia. No obstante, no quería perder la oportunidad de salir de su mansión y consideró que sería una buena idea compartir el evento con Harry y los demás.

Cuando terminó de redactar la carta, se la entregó a su lechuza Nyx. Al ver al ave salir de la habitación, comenzó rápidamente a empacar. Si los Weasley recibían pronto la carta, estarían recogiéndola el domingo por la tarde. Debía tener todo listo para el Mundial y su regreso a Hogwarts.

 Debía tener todo listo para el Mundial y su regreso a Hogwarts

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𝓔𝓼𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓛𝓾𝓷𝓪 (𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora