Capítulo 4. Los Mundiales de Quidditch.

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Por la noche, el partido estaba a punto de comenzar cuando Caliope, junto a Harry, Hermione y los Weasley, ingresaban al imponente estadio. Estaba genuinamente emocionada por estar allí. Todos seguían al señor Weasley, subiendo un sinfín de escaleras.

En las escaleras se encontraron con Cedric y su padre, la castaña subía junto a él hablando de lo emocionada que estaba por ver el partido.

— Cielos, papá, nos tocó hasta arriba —soltó Fred mientras descansaban, apoyándose en uno de los balcones.

Caliope rió ante el cansancio de los gemelos. Gracias a los entrenamientos, le resultaba bastante fácil seguir subiendo más escaleras. Estaba a punto de continuar, pero una voz hizo que todos se detuvieran en seco. Calie se giró para encontrarse con Lucius Malfoy acercándose a ellos; su mirada se posó en el chico que venía detrás de él, Draco. La rabia la invadió, aunque Draco no se había percatado de la presencia de la castaña.

— Pongámoslo de esta manera. Si llueve, serán los primeros en saber —solto Lucius con voz burlona, provocando la risa de Draco al llegar a su lado.

— Nosotros estaremos en el palco del ministerio —alardeaba Draco mientras avanzaban por el pasillo—. El mismo Cornelius Fudge nos invitó personalmente —añadió con una sonrisa de superioridad.

— No presumas, Draco. Es gente sin importancia —le dijo Lucius, mirando a los Weasley con desprecio.

La sonrisa de Draco desapareció rápidamente cuando se dio cuenta de que Caliope estaba ahí con ellos. Cuando sus miradas se encontraron, Calie simplemente se giró, ignorando a Draco. Estaba realmente molesta con él por haberle mentido.

Lucius se acercó y con su bastón atrapó la mano de Harry, con una mirada amenazante

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Lucius se acercó y con su bastón atrapó la mano de Harry, con una mirada amenazante.
— Tú disfrútalo ¿quieres?, mientras puedas hacerlo— soltó con una sonrisa de lado.

La situación molestó aún más a la castaña, pero Calie, lejos de resignarse, urdió una estrategia aún más cautivadora. Con una mirada llena de determinación, se aproximó al señor Weasley y les pidió que la siguieran.

Guiados por la intriga, el grupo siguió a Calie hacia el palco donde el ministro de magia ocupaba su lugar. Con una habilidad asombrosa, Calie persuadió a las personas que se encontraban esperando su lugar en las escaleras para que no estorbaran en su camino.

Con destreza, Calie sobornó al encargado de seguridad del palco con 100 galeones, una transacción silenciosa que aseguró lugares privilegiados sin levantar sospechas. Una vez dentro, Calie avanzó con una mirada desafiante y una sonrisa triunfante, revelando su ingenioso plan.

— Estos son nuestros lugares, por favor, tomen asiento— anunció Calie con emoción, y todos obedecieron entusiasmados.

—Calie— la llamó Harry mientras se sentaba a su lado — ¿cómo conseguiste estos lugares?

𝓔𝓼𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓛𝓾𝓷𝓪 (𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora