Capítulo 9. Club de las Eminencias.🔞

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A primera hora del día Miércoles, Calie asistió a la clase de Herbología junto a Draco, Theo, Blaise y Pansy. Ella, Draco y Theo tenían muy mal aspecto; se veían cansados, su piel estaba más blanca de lo normal y unas ojeras adornaban sus ojos. Y es que habían pasado las últimas noches trabajando en el armario, sin darse tiempo de descansar.

De camino a los invernaderos, el fuerte viento del fin de semana había dejado de soplar por fin, aunque aquella extraña neblina seguía presente, de modo que tardaron un poco más de lo habitual en dar con el invernadero que buscaban.

Al entrar al invernadero, Calie se topó de frente con Harry quien le dio una sonrisa como saludo. Ella le sonrió de vuelta y tomó la mano de Draco, para caminar hasta el fondo del lugar, lo más alejados posibles del trío.

— ¿Seguirás ayudándolo con el tema de Dumbledore?— preguntó Theo en voz baja mientras se sentaban alrededor de una de las retorcidas cepas de snargaluff, el objeto de estudio de ese trimestre, y se colocaban los aguantes protectores.

— Sí, lo haré— respondió Calie.

Y es que, durante su trabajo en la Sala de Menesteres, ella decidió contarles lo que Harry le había mostrado de los recuerdos de Dumbledore.

— No logro entenderlo, ¿para qué quiere Dumbledore que vean eso?— dijo Pansy en casi un susurro, pues la clase ya había comenzado.

— No lo sé— admitió Calie—. Pero según Harry, es muy importante y nos ayudaría a terminar con él.

— Debes hacerlo, pasa más tiempo con él. Es fundamental reunir el máximo de información, así podrás descubrir sus debilidades— propuso Draco.

Calie lo miró con el ceño fruncido, no esperaba que él dijera eso, sabiendo que ella trabajaba con él en la misión y más tratándose de Harry. — Hoy es la cena con Slughorn— anunció, antes de ponerse sus guantes a regañadientes.

— ¡Basta de plática!— los regañó la profesora Sprout, que se había acercado y los miraba con el ceño fruncido—. Se están retrasando. Sus compañeros ya han empezado y Neville ha conseguido extraer la primera vaina.

Los cinco se miraron. Era verdad: Neville, con un labio ensangrentado y varios arañazos en la mejilla, aferraba un objeto verde del tamaño de una toronja que latía de forma repugnante.

— ¡Sí, profesora, ahora mismo comenzamos!— dijo Blaise con una enorme sonrisa y cuando la profesora se dio la vuelta rodó los ojos.

Calie, Draco y Theo formaron un equipo, mientras Pansy y Blaise trabajaban junto a un chico de Ravenclaw.

— Bien, pongámonos a trabajar— indicó Calie no muy convencida.

Todos respiraron hondo y se abalanzaron sobre la retorcida cepa con la que les había tocado trabajar.

La cepa cobró vida al instante y de su parte superior brotaron unos tallos largos y espinosos como de zarza. Uno de ellos se enredó en el cabello de Calie y ella empezó a ahogar unos gritos, mientras Draco ya ayudaba con unas tijeras. Theo logró atrapar un par y le hizo un nudo. Entonces se abrió un agujero en medio de las ramas con aspecto de tentáculos.

Por ser la más pequeña, Calie metió un brazo en el agujero, que se cerró como una trampa y se lo aprisionó hasta el codo. Draco y Theo tiraron de los tallos y los retorcieron, obligando al agujero abrirse otra vez, de modo que Calie logró sacar una vaina igual que la de Neville. De inmediato los espinosos tallos volvieron a replegarse y la nudosa cepa se quedó quieta como si fuera un inocente trozo de madera.

— ¿De verdad alguien tiene estas malditas cosas en el jardín de su casa?— preguntó Calie mientras se secaba el sudor de la cara. Draco no pudo evitar burlarse de ella.

𝓔𝓼𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓛𝓾𝓷𝓪 (𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora