Capítulo 11. Hombres Lobo.

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Por la mañana, Calie se coló entre los estudiantes y sigilosamente se dirigió hacia las mazmorras para entrar a su sala común. Justo cuando estaba a punto de entrar, la voz del profesor Snape la hizo saltar del susto.

— No debo recordarle lo que sucedió anoche, señorita Avery —dijo mirándola severamente—. Creo que está consciente de que debe recibir un castigo.

— Sí, profesor —respondió la castaña, mirándolo a los ojos.

— La espero en mi oficina después de clases —sin más, el profesor se dio la vuelta.

Caliope soltó un suspiro y volvió a girarse hacia la entrada de su casa. Susurró la contraseña y entró rápidamente, casi corriendo, a su habitación. Tomó un baño rápidamente y se arregló para encontrarse con los chicos, que seguramente ya la estaban esperando. La incertidumbre sobre el castigo se sumaba al misterio que rodeaba al profesor Lupin y a la noche anterior, creando una atmósfera tensa.

Durante el desayuno, Calie le contó a los chicos de Slytherin lo que había sucedido. Theo y Blaise se burlaban de la manera en que había terminado durmiendo con Potter, mientras el rubio no comentaba nada y solo miraba con el ceño fruncido a la castaña. La tensión en el aire se hacía palpable, cargada con la incertidumbre de los castigos que podrían venir.

Estaban por terminar su desayuno cuando un chico mayor se acercó a hablar con el grupo.

— Malfoy —dijo bruscamente al llegar, provocando que todos lo miraran—. ¿Dónde está el reemplazo que prometiste? El partido es mañana, y no podemos entrar sin buscador.

— Ahí está —contestó el rubio, señalando a la castaña, quien abrió los ojos al darse cuenta de que la señalaba a ella.

— ¿Una chica? —preguntó de una manera que ofendió a Calie, quien lo miró con enojo.

— Fue buscadora en Durmstrang. Tengo entendido que fue la mejor de su año —dijo el rubio, mirando a la castaña, tratando de ocultar una sonrisa.

— ¿Ah, sí? Bien —dijo el chico, mirando a la castaña—. ¿Estás dispuesta a jugar y ganar mañana?

— ¿Mañana? —preguntó Caliope, sin esperar que fuera tan pronto.

— Tranquila, sé que lo harás bien —dijo Theo a su lado, poniendo una mano en su hombro.

— Bien, lo haré —dijo Calie, mirando al chico que esperaba una respuesta—. Pero quiero mi propio uniforme.

Ante el comentario, Draco no pudo evitar soltar una sonrisa orgullosa al ver la pequeña muestra de capricho de la chica.

— Usarás uno usado. Si ganamos, obtienes tu uniforme —dijo el chico, para luego girarse y alejarse de allí.

Luego de varias clases, finalmente llegó la clase de DCAO, y Calie estaba nerviosa de que al fin vería al profesor. Era su oportunidad para hablar con él sobre lo que estaba sucediendo. Estaba sentada al lado de Theo, y mientras conversaban, el sonido de la puerta los hizo exaltarse un poco. Al girarse, se dio cuenta de que quien había entrado era el profesor Snape, quien, con su varita, cerraba todas las ventanas, dejando el salón en completa oscuridad. Llegó al frente y comenzó a hablar.

— Vamos a la página 394 —dijo Snape, bajando una cortina blanca para encender un proyector y comenzar a caminar en medio de la clase.

— Disculpe, señor —habló Harry, interrumpiendo el paso de Snape—. ¿Y el profesor Lupin?

— Eso no le interesa, ¿o sí, Potter? —dijo mirándolo—. Basta decir que su profesor se encuentra incapacitado para enseñarles en este momento. Vamos a la página 394.

𝓔𝓼𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓛𝓾𝓷𝓪 (𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora