𝓔𝓼𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓛𝓾𝓷𝓪 (𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲)

Capítulo 18. Mansión Malfoy.

Harry cayó jadeando en la hierba, pero se levantó enseguida para ayudar a Calie. Se habían aparecido en el límite de un  bosque, al anochecer.

— ¿Están todos bien?— preguntó Ron, que rápidamente se quitó la capa de invisibilidad de encima.

— ¡Dios, estás sangrando!— exclamó Harry.

Calie, quien aún tenía la adrenalina a flor de piel, ni siquiera se había dado cuenta del corte en su ceja. Se llevó una mano a su rostro y su propia sangre empapó sus dedos.
— Estoy bien— dijo ella.

— ¡Hermione, díctamo!

— Use todo el que tenía con Ron, no tengo más— respondió Hermione, y se arrodilló frente a Calie—. Podemos limpiarla mientras conseguimos algo para curarte.

— Dame algo limpio— indicó Harry. Hermione sacó una toalla de su bolso y se la entregó—. ¡Aguamenti!— recitó. El agua salió de su varita y empapó la toalla. A continuación, se la colocó a Calie en la herida, y ésta solo se tensó ante el ardor repentino—. Lo siento... lo siento.

— Harry, estoy bien— insistió Calie. Bajo la mano de Harry de su rostro y empezó a limpiarse ella sola—. No es nada grave.

— ¡Traicionero cobarde!— exclamó Ron, molesto—. ¿No podemos confiar en nadie?

— La secuestraron porque él me apoyaba— replicó Harry, ayudando a Calie a ponerse de pie—. Está desesperado...

— ¿Dónde estará Luna?— preguntó Hermione, con la voz temblorosa.

Caliope suspiró y cerró los ojos con fuerza, volviendo a sentir ese pinchazo en el pecho. No sabía cómo iba a decirle a Theo lo que había sucedido con ella.
— No tengo idea— respondió, parpadeando para evitar que las lágrimas se le escaparan—. Puede estar en cualquier lugar, desde el Ministerio, Azkaban... o...— se quedó callada de pronto, al pensar en la posibilidad de que Luna estuviera encerrada en la mansión de los Malfoy.

— Luna estará bien— comentó Harry—. Es fuerte.

— ¡Son un par de genios!— exclamó Rom hacia Hermione y Calie—. ¡No puedo creer que salimos de eso! Aunque la casa ha volado en pedazos... ¿qué creen que le hagan a Xenophilius?

— Espero que no lo maten— se lamentó Hermione.

— Por eso quería que los mortífagos vieran a Harry antes de irnos— dijo Calie, sacudiéndose el polvo de la ropa—, para que supieran que el padre de Luna no les había mentido.

— Pero, ¿por qué tenía que esconderme yo?— preguntó Ron.

— Porque se supone que estás en cama, enfermo— le respondió Hermione—. ¿Te das cuenta de que han secuestrado a Luna porque su padre apoyaba a Harry? ¿Qué sería de tu familia si supieran que estás con él?

— ¿Qué hay de ti?— le dijo Harry.

— Mis padres están en Australia y no saben nada, recuerda.

— ¿Cómo planearon todo esto?— se interesó Ron.

— Calie lo hizo— dijo Hermione, girando hacia ella, quien seguía limpiándose.

— Legeremancia— respondió Calie, ante las miradas de Ron y Harry.

— ¡No sé que haríamos sin ustedes!— exclamó Ron. Harry asintió con una sonrisa. Calie y Hermione también sonrieron, encantadas por los halagos—. Bueno, haré los hechizos...

Ron se alejó un poco de ellos, y caminó colina abajo. Mientras que Hermione rebuscaba en su bolso. Y Harry se acercaba de nuevo a Calie.

— ¿No te duele?— preguntó. Calie negó—. No deja de sangrar, tal vez deberíamos investigar un encantamiento curativo.