𝓔𝓼𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓛𝓾𝓷𝓪 (𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲)

Capítulo 19. Reunión en Hogsmeade.

El fin de semana llegó, Calie no había hablado con Harry sobre las clases, así que ellos supusieron que no los ayudaría. Hermione lo convenció de que él fuera quien les diera las clases y él, muy obligadamente, aceptó.

— ¡Es una locura! ¿Yo enseñarles? Estoy demente, ¿recuerdan?— decía Harry mientras caminaban, estaban llegando al pueblo—. Calie debería estar aquí...

— Tranquilízate— instó Ron—. Lo harás mejor que la cara de sapo rosado y creo que ya te diste cuenta a quien eligió, Caliope.

— Gracias Ron...— dijo Harry sarcásticamente.

— Es un placer— contestó el pelirrojo.

— ¿Y quién se supone que vendrá?— preguntó Harry.

— Solo unos cuantos chicos— dijo Hermione.

Llegaron a un lugar llamado cabeza de puerco, Hermione abrió la puerta y se encontraron con un lugar solo y viejo.

— Que hermoso— soltó Ron con sarcasmo.

— Creí que sería más seguro en un lugar privado— dijo Hermione apenada.

Mientras tanto..., en el castillo, Calie se encontraba alistándose en su habitación, cuando Draco y Theo entraron.

— ¿Ya estás lista?— preguntó Theo.

— Ya casi, solo me pongo las botas— contestó, tomando el pesado calzado y se sentó en su baúl para ponérselos.

— Déjame ayudarte— dijo Draco, acercándose a ella. Se hincó y comenzó a ayudarla a ponerse las botas.

— ¿Crees que sea buena idea que vayamos? Digo, no es por nada pero, odian a Malfoy— comentó Theo, haciendo que el rubio lo mirara ofendido—. Bueno, a todos nosotros— repuso rodando los ojos.

— Lo mejor es hacer que confíen en nosotros, no solo en mí, en todos— contestó Calie terminando de sujetar las agujetas de una de las botas—. Tengo un plan, confíen en mi

— Listo— dijo Draco terminando de ponerle la otra bota—. Andando, Zabini y Párkinson están esperando abajo.

— Vámonos— dijo Calie poniéndose de pie.

Los cinco Slytherin salieron hacia Hogsmeade para llegar a la famosa reunión que tendrían Harry y sus amigos.

La reunión ya había comenzado, en el lugar, se encontraban alumnos de todas las casas, con excepción de Slytherin. Todos estaban en un silencio incómodo, mirando a Harry, Ron y Hermione.

— Hum, hola— dijo Hermione, poniéndose de pie, rompiendo el silencio—. Ya... saben a qué vinieron, por un maestro... un maestro de verdad— tomó aire—. Alguien con experiencia en defensa de las artes oscuras.

— ¿Porqué?— preguntó un chico.

— ¡¿Porqué?!— repitió Ron indignado— porque quien tú sabes regreso, tonto.

— Eso dice el— replicó el chico señalando a Harry despectivamente.

— Eso dice Dumbledore— dijo Hermione.

— Y Dumbledore lo dice porque él lo dice, lo importante es, ¿dónde está la prueba?— respondió el mismo chico.

— ¿Y si Potter nos dijera más sobre la noche en que murió Diggory?— preguntó otro chico.

— No van a hablar sobre Cedric, si vinieron a eso, váyanse ahora— se escuchó en el fondo.

Todos se giraron hacia la voz. Calie se encontraba al fondo de la habitación con los brazos cruzados con su mirada fría, detrás de ella estaban Draco, Theo, Blaise y Pansy.