Capítulo 82

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—¿Qué quiere decir con qué Stern me avergonzó?

—Ah.  Marqués Haneton, es muy difícil para mí decir estas cosas de mi boca, pero Seria estaba escondida junto a la puerta a pesar de que el Marqués la estaba buscando.

Mientras resonaban las palabras de la marquesa, hubo un murmullo a su alrededor.

—¿Estaba junto a la puerta?

—¿Hiciste avergonzar al marqués al ir a una posición tan baja?

Pero Kalis abrió la boca sin cambiar de expresión.

—Hay un malentendido acerca de que Stern me evita.

—…  ¿Un malentendido?

—Hay tanta gente asistiendo al banquete, así que le pedí cortésmente a Stern de antemano si podía esperarme en la entrada.

—…Seria.

La marquesa Kellyden me miró.

—…¿Por qué no dijiste eso?

—¿Tengo alguna razón para contarle todo a la marquesa?

Mientras hablaba, escuché un murmullo a mi alrededor.  Los ojos de quienes habían estado criticando a Seria hasta hace un momento se habían suavizado.

—De hecho, es así.

—¿Por qué tiene que contarle todo…? No tienen una relación muy amistosa.

—Si se hubiera preocupado por ella, la habría llevado a los círculos sociales occidentales a menudo, pero nunca lo hizo.

El rostro de la Marquesa Kellyden estaba claramente agitado.  Kalis la miró con una expresión que no pude leer y luego habló en voz baja.

—Señora Kellyden.  Por favor, no se involucre de esta manera.

—¿.....?

—Lo siento, pero estoy ofendido.

—¡…...!

Las palabras de Kalis fueron bastante fuertes. Por supuesto, Haneton y Kellyden eran ambos marqueses.  Sin embargo, Kellyden era el número uno en Occidente.  Entonces, si comparamos las dos familias, Haneton tenía una posición un poco más bajo. Pero aún así, era muy influyente.

El rostro de la marquesa Kellyden palideció.  Como fue un comentario tan fuerte, el escándalo fue extraordinario.

—Los jóvenes de estos días son muy sensibles a las relaciones románticas.

—Además, ambos han estado socializando durante mucho tiempo en la capital imperial.

—Si. Es un poco diferente a Occidente.

Nobles, que parecían ser amigas cercanas de la marquesa Kellyden, agregaron sus comentarios. Kalis las miró con ojos fríos.

—Quiero que dejen de hablar de nosotros.

—…..

—…..

Se hizo un silencio amargo.

—Basta. Vamos a detenernos.  Marqués Haneton.

El marqués Kellyden, que observaba la situación con expresión rígida, detuvo a Kalis.  Cuando el marqués Kellyden hizo un gesto, la música comenzó a fluir, evocando la atmósfera.

—Detente también.

—…..

Ante esas palabras, la expresión del marqués Kellyden se quebró y luego desapareció rápidamente.  La aparición de Kalis también fue inesperada para mí, y nunca esperé que incluso el Marqués intentara arreglar las cosas de esta manera.

Las circunstancias de una legítima villana (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora