Capítulo 107

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—Realmente me está volviendo loco.  Ojalá pudieras decirme qué es tan aterrador.

—……

—Seria.

Las yemas de mis dedos temblaron un poco.

¿Puedo decirle que esto está dentro de un libro?  ¿Cómo puedo decir casualmente que el mundo en el que vive es en realidad solo un libro?  ¿No es eso demasiado egoísta?  No es que quiera sorprender a Lesche para tranquilizarme.

—Una profecía…. Leí algo parecido a una profecía.  Allí se registra que muero temprano ...

Mis palabras no llegaron a su fin.  Lesche me agarró de las manos. Su expresión era dura como una piedra.

—¿Por qué mueres?

—……

—¿Es por una enfermedad? ¿Ocurre un accidente?

Esa profunda preocupación.  Me mordí los labios con fuerza.

—…  No es así, muero degollada.

—Alguien te decapita.

Sonreí débilmente.

—Es alguien a quien intimidé mucho.

La expresión de Lesche cambió ligeramente.

—Crees que hay muchas posibilidades, ¿no es así?

Me miró y sonrió levemente como yo.

—Si.

—Así que no es gran cosa.  Estoy tan sorprendida que a veces tengo pesadillas.  No hay nada de qué preocuparse, es solo ...

Pensé que no se podía evitar incluso si Lesche no lo creía.  Podría pensar que estoy loca.  Aún así, dije que lo siento por este hombre que siempre ve mis pesadillas a mi lado. Porque lo siento. Por mucho que ...

—Seria.

Pero Lesche preguntó algo completamente diferente.

—¿Está escrito ahí que te dejó morir?

—…  Resulta que no eres mi marido.

—Entonces la profecía está mal.

—Fue similar hasta que nos casamos.

Lesche me miró fijamente.

—¿Kalis Haneton?

Ese nombre.  Por un momento, el interior de su boca parecía como si estuviera mascando arena.

—Sí.  El marqués de Haneton.

—¿Y entonces yo? ¿Estoy registrado ahí parado como un idiota?

—Tú, en la profecía, no te preocupas por mí.

—¿Por qué?

—¿Por qué?

—Sí.

—……

Porque eres el protagonista masculino.

—Seria.

Porque eres el protagonista masculino de esta novela.

Quizás sea solo yo. Pero sentí que el silencio se volvió más tenso. Los ojos de Lesche estaban apagados de manera diferente a lo habitual.  Atrapó mi mirada con esos ojos.  No, en realidad, sus manos me sostenían.

Las circunstancias de una legítima villana (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora