7 Espectro

288 45 43
                                    

En este punto de mi vida me sentía plena y feliz, todo estaba organizado y aparentemente todo en su lugar, tenía trabajando tres semanas en un gran bufete de abogados, uno de los más reconocidos de Bogotá, había podido comenzar a pagar el alquiler de un departamento que era una pieza bastante linda, estaba sumamente feliz. Socialmente tenía un grupo de compañeros chéveres y amables, veía a Lucy y a Nat por lo menos una o dos veces por semana y... en cuanto al amor, bien gracias... nadie llamaba mi atención, tengo 25, no tengo prisa, aún.

Hoy es mi día de descanso así que decidí ir a hacer mercado, justamente me había mudado a mi nueva pieza hace dos días y no había comprado nada saludablemente comestible, me sentía en época de colegio de nuevo, comiendo en la calle, sin embargo este  día sería diferente.

El supermercado estaba muy cerca, así que cogí mi bicicleta y salí hacía allá con los audífonos puestos; llegué en 10 minuticos, salí, encadené mi bici y entre al lugar, había venido solo un par de veces, tarareando "All My Love" caminé por los pasillos buscando cosas "saludables" y unas galletitas de chocolate que eran mi debilidad.

Tomé mi lugar en la fila de caja, esta vez "Don't Stop Me Now" en mi cabeza, no oía nada en absoluto, hasta que los movimientos rápidos de la gente me hicieron quitar los audífonos y apreciar el sonido del desastre. Había una discusión bastante escandalosa unos lugares adelante de la fila, me acerque con cuidado y entonces lo ví.

Un hombre corpulento, empujaba a una señora mayor.

—¡Alejes señora!— Le dió otra empujón, miré detrás de ella y está ahí, Jorge...

Esto no se veía nada bien, Jorge tenía las manos a la altura de las orejas y se golpeaba repetidamente, se acercaba a los estantes y arrojaba lo que sea que estuviese a su alcance, botellas, golosinas, latas, frituras etc, gritaba sin parar que se callarán... La gente gritaba que Jorge era un retrasado o un maníaco que debía estar encerrado, eso me hizo molestar bastante... ¿Acaso nadie ponía atención a lo que su cuidadora trataba de decir?

—¡No, no! ¡Usted no entiende, él no sabe lo que hace! — Ahora veo, es la Nana de Jorge, al siguiente empujón casi cae por lo que me acerque y me coloque enfrente de ella.

—¿Cuál es su problema? ¿No escucho a la señora? — Puse un dedo en su pecho de forma autoritaria.

—No te metas niña, ese imbécil me arrojo una botella.— Su frente goteaba... ¡Demonios!

—¿Y? Este joven tiene autismo, y si se atreve a ponerle un dedo encima, lo llevaré ante un juez.— Traté de guardar un poco la calma.— Usted elige.— Crucé los brazos.

—Si es un imbécil, para que mierda lo sacan.— Escupió.

—Imbécil usted, que no sabe tratar a la gente.— Me dí vuelta hacía Nana, y el hombre no tuvo otra que callar, la gente pareció entender un poco.

—¿Está usted bien?— La miré, estaba muy preocupada.

—Si, si yo estoy bien.— Se acercó a Jorge que se encontraba en el piso con los golpes aún en acción.— Jorge... Necesitamos respirar.— Lo tomó de ambas manos obligandolo a parar y mirarla a los ojos, Jorge parpadeó y emitía sonidos, tarareos compulsivos.— Muy bien, respira Jorge.— Nana repitió las respiración, tomando y exalando el aire, Jorge después de unos minutos pareció relajarse en el toque, lo fue soltando poco a poco y Jorge se levantó del piso.

No podía creer que los encontraría aquí y en esta peculiar situación.

—Vamos Jorge. May mándame la cuenta...— Miró a la gerente, todos estaban callados ante el alboroto que pareció apagarse en un dos por tres.

One Shot's los que guste y mande.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora