97 Espectro.

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—Moviste de lugar mis zapatos.— Miró el suelo.

—Lo siento, tuve que lavarlos se veían horribles.— Sonreí apenada.

—No lo hagas de nuevo.— Tomó los zapatos limpios que estaban sobre un cesto y se acercó a mí, besó mi mejilla.— Gracias, me voy.— Y salió por la puerta.

Cosas como mover los zapatos de lugar, cambiar el sabor de su sopa favorita, el amarillo en las cosas, o los sonidos estridentes hacían de Jorge un manojo de nervios agresivos. Los primeros días fué algo sumamente difícil, Jorge llegó a herir mis sentimientos más de una vez debido a sus arranques ilógicos, pero tomé cada una de las situaciones de frente y con determinación.

Había veces en las necesitaba un consuelo o un consejo por parte de Christine. Ella había sido de mucha ayuda con él, siempre era la mediadora y muchas veces más que eso, me daba pequeños tips con él.

Estaba haciendo la cena, Jorge llegaría de con Christine de su habitual chequeo en el hospital, así que apresuré a hacer pasta con carne, la favorita de ambos, si teníamos suerte, Christine sería Dada de alta; además tenía una noticia especial para ellos. Tenía un ascenso en el trabajo, lo cual era perfecto ya que podía elegir mis casos en el buffete.

Escuché la puerta de la casa abrirse y lo cual fué extraño, no había escuchado el motor del auto.

Jorge atravesó la puerta y lo recibí con una sonrisa, pero estaba extraño, se balanceaba demasido y su cabeza se sacudia.

—¿Que ocurre? ¿Te sientes bien?— Me acerqué a él y se alejó de mí.— ¿Jorge?— Pregunté con preocupación.— ¿Dónde está Christine?— Él bajó la cabeza y comenzó a golpearse la sien.

—Necesito un abrazo, ahora.— Su voz sonaba demasido seca y monótona.

Me acerqué a él y lo rodeé con mis brazos dejando los suyos inmóviles por mi abrazo, se retorcio y gritó incómodo por varios minutos hasta que lo escuché llorar...

Su cuerpo comenzó a ceder y caer poco a poco en mis brazos hasta que nos deslizamos de rodillas al suelo, aflojé mis brazos y los moví por su espalda como masaje. Jorge recargó su frente en mi hombro.

—Murió.— Susurró e hice todo lo posible por detener mis propias lágrimas, Jorge me necesitaba.—¿Por qué duele?— Su mano se elevó hasta su pecho.

—Lo siento.— Susurré en respuesta.

—Es un mito que no pueda sentir la tristeza, simplemente no puedo expresarla adecuadamente. Discúlpame Ana, nunca había- sentido... — Lo abracé más fuerte.

Cuando la partida de Christine era reciente, por consecuencia Jorge estaba bastante sensible por decir algo, era más testarudo, grosero y quisquilloso, pero solo era su forma de decirme "Estoy triste y en duelo"

Pero poco a poco dejó de lado esas pequeños malos ratos debido a mi dedicación con él, mi compromiso, que Incluso llegó a disculparse.

Había sido la cosa más maravillosa que me había ocurrido, después de graduarme.

Jorge se acercó sigilosamente mientras yo estaba sentada en el sofá con la tableta en las manos, repasaba una y otra vez el comportamiento de más personas con Asperger y es que, nunca dejas de aprender algo nuevo.

Se sentó cerca de mí, se movía como un péndulo, lo que significa que algo lo tenía inquieto, miraba aquí y allá.

—Ana.— Comenzó con su voz suave.— Debo disculparme.— Se rasco la nuca y me miró momentáneamente.

—¿Por qué?— Cuestione, dejando de lado la tableta y prestándole total atención a él.

—Tú te esfuerzas por mí y yo no lo hago muy bien. Quiero tener el control de mis emociones y acciones... ¿Estás de acuerdo?— Sonreí, simplemente no podía enojarme con alguien que no sabe lo que hace.

—Ven acá.— Tomé sus mano y se acercó vacilante.— Estoy de acuerdo contigo ¿Somos un equipo?— Besé su sien.

—Si.— Pude verlo sonreír.

Jorge se esforzó más que nunca, ahora era jefe de neurología, los demás doctores habían aprendido a tener muy presente su condición y que así mismo, no era un impedimento para él y su talento como doctor.

Yo por otro lado, gracias al ascenso puedo tener un control con los casos que llegan al buffete y con eso puedo tener el tiempo de estar con Jorge. El próximo año si todo sigue así de bien, podré abrir el mío. Mi familia aún tiene un poco de trabajo que hacer para poder entender a Jorge y todo lo que conlleva con él, pero me han dicho que me veo bastante feliz y es verdad.

Jorge ahora tiene un lugar en mi familia y eso me hace sentir bien, posiblemente Christine ya no esté más con nosotros pero estoy segura de que ella se fué tranquila al saber que me tiene a mi, que juntos podíamos ser una familia ahora.

Poco a poco todo mejoró y estoy bastante agradecida por tener a este hombre en mi vida, es difícil, pero es honesto e incluso gracioso aunque él no lo sepa, es directo y dulce algunas veces, me ama y trata de demostrarmelo.

Jorge entró con un ramo de flores y me hizo sonreír al verlo tomarlas con nada de cuidado.

—Mike me dijo que las flores son apropiadas para un cena.— Explico colocando el ramo sobre la mesa.— Él me ayudó a escogerlas, dijo que los dientes de león son muy inapropiados ¿Cómo es que hay flores inapropiadas?— Reí y tomé su rostro besando sus mejillas y naríz.

—Es solo que se considera que hay flores para cada ocasión.— Contesté trayendo la cena.

—¿Por qué flores? No hacen nada, solo están ahí y mueren ¿Por qué no mejor algo para comer? Eso es más útil.— Se sentó y acercó sus cubiertos en orden específico.

—¿Se puede hacer un ramo de papas fritas?— Cuestione sentándome a su lado.

—Mmm yo podría.— Ví una muy pequeña sonrisa en sus labios.

—Bueno, tú puedes hacer de todo.— Dije sonriendo.

—Eso es mentira y lo sabes, no se nadar.— Reí aún más fuerte y él me miró confundido.

Después de terminar de cenar, nos movimos al sofá Jorge tomó mi mano.

—¿Es un día especial?— Preguntó.

—Si, si así quieres verlo.— Contesté.— ¿Que día es hoy para ti?— Sonreí.

—Jueves.— Contestó con el entrecejo fruncido.

—Eso es obvio amor.— Reí y me recargue en él.— Es nuestro quinto aniversario.— Contesté.

—Entonces si es especial.— Contestó.— Cásate conmigo.— Me reincorporé y lo miré.

—¿Que-?— Comencé a tartamudear.

—Dije, cásate conmigo.— Me miró a los ojos.—Me agradas desde hace tiempo, mucho. Y-o he desarrollado sentimientos por ti, va más allá del afecto.— Se esforzaba demasido por decirlo y no pude evitar que unas lágrimas se derramarán.— ¿Te he lastimado de alguna manera? ¿Debo decir lo siento, ahora?— Jorge limpió mis lágrimas con su suéter.

—No, no estoy- feliz... eso es todo, son lágrimas de felicidad.— Sonreí pero él seguía algo confundido.

—No-no comprendo, pero no me quiero distraer.— Sacudió su cabeza.— Yo- estoy feliz, yo me siento bien cuando estás aquí y cuando me miras tengo una extraña sensación en el estómago que había considerado desagradable... yo- lo que trato de decir es que, te amo Ana.— Suspiró aliviando y yo lo abracé con fuerza y lo besé.

—Yo también te amo Jorge.— Sonreí.— Y si quiero ser tu esposa.— Él me miró y pude ver la felicidad grabada en sus ojos.

—¿Es prudente decirte ahora que, me gustaría experimentar la paternidad?— Reí y negué con la cabeza.

—Es prudente.— Contesté.

Hello There.

Después de meses, está historia llega a su fin. Planeaba algo más largo pero perdí el toque con este Jorge, perdón:'/

One Shot's los que guste y mande.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora