150 Western.

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Había sido bastante estúpido de mi parte hacer esto... pero estaba hecho ahora. Julius estaba amarrado a una silla de madera con un saco de tela sobre la cabeza y yo caminaba como un animal frente a él mientras despertaba.

No sabía que hacer con él en realidad, me había dejado llevar por mi ira al ver a Freddy caer desde el tren y sabía que Julius debía pagar. Escuché la respiración entrecortada seguida de una tos y supe que había despertado, caminé hasta él y retiré el saco de su cabeza.

—¿D-donde estoy?— Fué lo primero que preguntó. Encendí otro puro y lo coloque en mi boca.

—Lo importante aquí, es como me vas a pagar lo que hiciste... Julius.— Tomé asiento frente a él.

—¿De que hablas?— Preguntó confundido, sacudiendo su cabeza.— ¿Lo que yo hice? ¿Que hay de lo que hiciste tú? ¡Destruiste los documentos! ¡Y le robaste a todas esas personas!— Gritó sacudiéndose en sus ataduras.

—¿Somos distintos? ¡Tú le robaste la vida a ese joven!— Grité desesperado.

—No vale lo mismo.— Dijo en voz baja.

—¿Que?— Me acerqué a él lo más que pude.

—No es más que otro de tus bandidos, otro de tus asesinos, que más da...— Apretó la mandíbula y yo baje mi mano a la funda de mi pistola, pero aún lo necesitaba vivo.

Reí amargamente y me levanté, caminando de un lado a otro de nuevo.— Ahí es donde te equivocas... él era- un buen chico, mejor que todos, incluso que tú.— Me di vuelta y salí de la habitación donde estaba encerrado.

Hacía ya mucho tiempo desde que había visitado las montañas en algunos de sus picos más altos. La última vez fué para el funeral de mamá y ahora estábamos aquí por Freddy. Todos estaban en medio círculo con las cabezas gachas, yo en cambio estaba parado en la orilla mirando hacía GreenCity, lo detestaba.

Podía culpar a Julius por la muerte de Freddy, incluso a él mismo por imprudente, pero solo era culpa mía. Miré hacía abajo, la colina era bastante alta y sería tan fácil resbalar justo ahora...

—Joven Sáenz.— La voz de Inés me hizo enderezar mi cuerpo y girarme para ver a todos mis hombres.

Asentí y Inés comenzó con las palabras en lenguaje antiguo, pero mis ojos nunca se apartaron de GreenCity.

×

La búsqueda de Julius se había extendido a dos semanas, nadie había visto hacía donde se habían ido esos malditos hombres, y no habían encontrado ninguna sola pista de su paso, estaba desesperada.

El alcalde y padre de Julius estaba igual de desesperado y molesto, no solo su hijo no estaba, también los papales habían desaparecido en el incendio provocado por ese... bandido despreciable.

Papá también estaba tan angustiado, se la pasaba en su despacho, bebiendo y remitiendo cartas a la ciudad en busca de yo no sé que.

Después de tercera semana ocurrió lo impensable, llegó una carta de ese bandido. Todo el pueblo se enteró, un joven chico llegó gritando que tenía una carta para el alcalde, al parecer querían audiencia. El papel en cuestión decía que Julius sería entregado al día siguiente por la mañana, no quería trucos, no quería engaños, solo hablar y entregar a Julius.

Mis lágrimas cayeron por la alegría y la desesperación al saberlo, no podía esperar a que fuera el día siguiente.

La mayoría de los ojos estaban puestos en el centro del pueblo, la gente murmuraba sobre que podría pasar, si de verdad ese bandido sería capaz de entregar a Julius o si solo era un trampa. El alcalde por su parte están bastante dispuesto a lo que fuera por tener de regreso a su hijo, había pedido específicamente que el sheriff no interrumpiera la entrega o el intercambio.

One Shot's los que guste y mande.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora