68 No moriré en vano.

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🔞Posible contenido clasificación E, violencia/ dolor/ abuso sexual (mencionado)
Lea bajo su responsabilidad.🔞

No mirar.
No hablar.
No alzar la voz.
No opinar
No respirar.
No existes.
No vales nada...

Hombres y niños con rifles, casas en ruinas, mujeres asesinadas, ejecuciones una o dos veces a la semana, lapidaciones, mutilaciones, esto es normal cuando vives bajo el régimen Talibán.

Tengo tan solo 14 años y mi boda será dentro de una semana con un hombre que casi me triplica la edad, el matrimonio está arreglando por mi padre y no hay nada que yo pueda hacer, más que obedecer.

Las mujeres nacen muertas aquí en Kabul Afganistán, no tienes voz ni voto, no puedes hacer nada si un hombre no otorga el permiso, no puedes revelarte o morirás lapidada en la plaza del pueblo, no se nos tiene permitido estudiar, ni siquiera descubrirnos el rostro.

Tengo 14 años y sé perfectamente que no quiero más esta vida pero ¿Que puedo hacer, cuando no puedo hacer nada?

Mi boda no fué como me la imaginé, cuando tenía díez años una amiga de la calle había conseguido una revista americana entre las ruinas de un vecino, había una sección dirigida a las "jóvenes novias americanas". Ellas portaban un lindo maquillaje en el rostro, un hermoso vestido blanco con una tela opaca sobre los ojos, sonreían en las fotos, llevaban flores en sus manos.

Había una parte donde hablaba sobre ese día, era el mejor en la vida de una mujer, el mejor día de su vida, yo quería uno así... solo uno.

No llevaba flores en las manos, ni un vestido hermoso sobre mi pequeño cuerpo, no había maquillaje y tampoco una sonrisa sobre mis labios, no, este no era el mejor día de mi vida, era un día importante en mi vida, si, pero era el peor de mi corta existencia.

El hombre a mi lado tenía barba y bigotes desagradables, canas en su cabello, alto, corpulento y su fuerte voz me asustaba demasiado, me asustaba todo de él en verdad, tenía una cara de gruñón, su rostro era obscuro y detestaba como me miraba, él es muy grande... tengo miedo de esta noche.

Jamás creí que perder aquello que me hacía un niña dolería tanto, dolió dentro de mí, dolió mi piel, dolió mi alma, ya no era la misma cuando él se quedó dormido a mi lado abrazándome... yo ya no era esa Ana... ¿Dónde estaba? ¿Que me sucedió? Me había hecho suya... sin mi permiso, sin mi consentimiento...

Traté de reprimir las lágrimas durante los últimos días, lloré en el baño durante horas, dije que no me sentía bien... había perdido mi inocencia de la manera más repulsiva que puedo imaginar, odio cada centímetro de mi piel, cada extremidad, cada parte de la habitación, odio mi vida, odio todo cada vez que inhalo el aire que llenan mis pulmones, odio a Pakistán.

No quería comer, por lo que era más débil conforme el tiempo transcurrió, no había pasado mucho, un mes o dos tal vez, pero se sentía como toda mi vida aquí, abusada por un hombre que podría ser mi abuela, compartiendo la casa con sus otras dos esposas.

La primera golpiza que recibí fué algo que nunca olvidaré, había salido de casa porque uno de sus hijos más pequeños salió de casa y bueno, Afganistán no era un lugar seguro en ningún lado, mucho menos en la calles donde podrías ser acribillado...

No saldrás sin un hombre como acompañante.

Si, no debí hacerlo Rania se quedó callada cuando la enorme palma de ese anciano impacto contra mi rostro, seguido de un puño cerrado al estómago, caí al piso por el dolor, estaba muy delgada y débil como para resistir la golpiza, lo último que recuerdo es que golpeaba mi estómago y mi boca sangraba, no me levanté en una semana.

Rania vino a mi cuando abrí los ojos después de un día, con lágrimas en los ojos implorando perdón y lo hice, no la culpo, ella debe tener el mismo miedo y dolor en su corazón.

Mi cumpleaños número 15 se acercaba o eso creía por la época del año con más viento de lo normal, de cumpleaños recibí una golpiza al ser atrapada hablando con una vieja amiga... Ella me había citado en las ruinas detrás de unos árboles pobres, hablaba sobre que debíamos hacer algo al respecto, que estaba harta de todo...

Él me arrastró desde ese lugar hasta la casa donde golpeó mi rostro, mi cuerpo, estallé en dolor y lágrimas, creí que moriría, deseaba morir, quería que me golpeará más, solo un poco más para dejar Afganistán por fin, era la única forma que una mujer yo podía obtener su libertad. Esa vez rompió mi costilla, y mi rodilla, no pude volver a caminar correctamente.

Después de estar un mes en cama sin visitas y comida racionada, Rania llegó a mí con lágrimas en los ojos, creía que nunca despertaría y lloré con ella porque deseaba no hacerlo, aúnws cuando mencionó a mi vieja amiga.

—Lo siento Ana... fué lapidada después de que las encontraron...— Tenía mi edad.

Hacía mucho sol, después de colocar la ropa en los lazos, tomé la burca y coloqué lo necesario debajo de ella, saldría con él.

El día de hoy iríamos a un lugar nada agradable para cualquiera que tuviera corazón, ejecución en la plaza... un hombre desertor que había ayudado al ejército de Estados Unidos.

Estaba incado sobre el polvoso suelo, estaba cubierto con una manta en la cabeza, amarrado de muñecas y tobillos, su familia estaba a un lado sin derramar una sola lágrima, no lo tenían permitido.

Tomaron a uno de sus hermanos, el más pequeño, tenía 13 años y lo obligaron a dispararle a su hermano en la cabeza, mis lágrimas silenciosas calleron silenciosamente detrás de mí burca... degollaron y colaron su cabeza como trofeo al inicio de la plaza, un recordatorio doloroso de lo que el Talibán era capaz de hacer.

Verlos te helava la sangre, sus rostros estoicos, miradas frías, metralletas en manos, su risas y si no corazón, pero aún más terrible fué verlo a él convivir con ellos y saber que él era un talibán más, ese hombre que me había tomado y golpeado pertenecía a la cosa más sucia y terrible del país, así que no lo pensé más...

Me acerque a él de manera silenciosa,  me sujeto de la cintura y reía con todos esos despiadados, no lo pensé más.

Metí mi mano debajo de la burla poco a poco y apreté el botón que había entre mis pechos, esperé dos segundos, tal vez cinco...

Me acerqué a su oído de manera cariñosa y susurré lentamente.— No moriré en vano.— Retiré mi burka para que vieran mi rostro, mi rostro limpio, sin ningún solo golpe y con una sonrisa.

Sus rostros se crisparon de ira al verme desafiarlos, pero no pudieron hacer nada y yo si, por primera vez, pude hacer algo...

Morí ese día, pero no lo hice en vano porque me llevé conmigo a un grupo de los más altos jefes del Talibán, no morí en vano y con eso fuí felíz.

Hello There.

Hago mi tarea antes de escribir, espero lo 'disfruten' por así decirlo...

One Shot's los que guste y mande.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora